Marcelo Mella

Lo que puedo decir es que efectivamente, a pesar del temor y a pesar de la amenaza que significa exponerse como actor de oposición en un contexto de dictadura, las relaciones comunitarias en pequeños pueblos, como Pichilemu, tenían otras mediaciones. Tenía otro sentido. Porque, efectivamente, había polarización. Se podía reconocer en un pequeño pueblo quiénes eran partidarios del SÍ y quiénes eran partidarios del NO, pero también es cierto que la experiencia de la vida en provincia de alguna manera atenuaba las divisiones ideológicas.