Voy a partir un poquitito antes. Yo nací en 1970, en abril y en septiembre 1970 Salvador Allende ganó las elecciones. El mismo día que Allende gana las elecciones, mi padre, que había votado por Alessandri, decide que nos tenemos que ir como familia a vivir a España. Mi madre es española, tenían cuatro años de matrimonio. Se habían conocido en un viaje que mi padre hizo España, y ella nació y se había criado en España, y después de casarse se la trae para Chile y se vienen a vivir a Chile. Y habiendo votado por Alessandri, mi padre consideró de que, Allende iba en el fondo, que el país se iba a ir al caos, por decirlo en estos términos. Y como él se dedicaba al turismo, nos fuimos a vivir a Canarias y en noviembre, Allende en septiembre, en noviembre del año 70 ya estábamos en Canarias, que estaba comenzando el boom del turismo. Y mi padre tenía, era gerente general de una agencia de viajes acá en Chile. Entonces yo desde los 6 meses estoy prácticamente viviendo ya en Canarias. Hago toda mi educación básica y toda mi educación media en Canarias, en España y desde muy temprano, desde chiquitito, yo tenía la sensación. Recuerdo el momento en que mi padre me comentó de que yo era, de que yo era extranjero, y yo le pregunto a mi padre “¿papá, que es ser extranjero?” Y él me dice ser “¿extranjero es esto y tú eres extranjero en España?”. Y en ese momento como que empiezo a buscar, ya si yo soy extranjero acá en algún lugar no seré extranjero.
extranjero. Y en mi casa siempre se habló mucho de Chile, sobre todo mi madre. La española hablaba en mi casa mucho de Chile. Entonces el recuerdo siempre estuvo presente. La posibilidad de que, volver a Chile en la cabeza de mi padre hasta principios de los 80, hasta que se produjo la crisis del 81 aquí en Chile, siempre la idea de volver a Chile estuvo presente. Ya cuando se produce la crisis, mi padre se da cuenta de que el volver a Chile no tenía mucho, mucho sentido, pero se sigue hablando de Chile y en mi cabeza Chile sigue siendo, aparentemente es el lugar donde yo no me voy a sentir extranjero. Y vinimos a operar a mi madre en el 88 de un tema que en aquel momento se operaba en algunos lugares, en tres lugares del mundo, y uno de esos lugares era la Clínica Las Condes. Y aprovechando que vinimos a operar a mi madre, yo ya estaba en la mitad del cuarto medio en las vacaciones de invierno de Navidad en España. Yo vengo, venimos con toda la familia y yo aprovechando el postoperatorio de mi madre me contacto con las universidades y ahí me doy cuenta y averigue en la Católica y pregunto qué es lo que hay que hacer para, habiendo estudiado en España, venir a estudiar a la universidad acá. Decido venirme a Chile y en octubre del 89, aterrizo en Chile el 3 de octubre y postulo a La Católica y entro a estudiar historia en la Católica. El estudiar historia también era parte de esta búsqueda de la identidad, del sentirse parte de algún lado, entonces era, era parte de uno mismo, de un mismo proceso.
Yo llego a Chile el 3 de octubre del 89, no alcanzo a registrarme porque ya estaban cerrados los registros electorales, no alcanzo a registrarme para poder, para poder votar por Aylwin y comienzo la universidad en marzo del año 90, ya con Aylwin, con Aylwin, electo presidente, a los pocos días de comenzar la universidad Aylwin, ya está asumiendo el mando ya. Entonces vivo toda la transición, la vivo básicamente mientras hago la carrera y y la vivo, la vivo como viendo la transición, habiendo vivido, además yo era muy chico, pero habiendo vivido también lo que fue la transición española. Yo tengo recuerdos del plebiscito del año 78, cuando en España se aprueba la Constitución, la Constitución. Tengo un recuerdo muy vivo y una admiración muy grande por Adolfo Suárez, que fue el primer presidente electo después de época. Primero lo nombran, digamos, lo nombran a él, a dedo el Rey y después, en la primera elección es el elegido con UCD que era el partido de la Unión de Centro Democrático. Tengo un recuerdo muy vivo de la transición española, tengo un recuerdo muy vivo del 23 de febrero, del 81, del intento de golpe de Estado que ocurre en España. Entonces, cuando vengo a vivir a Chile y empiezo a hacer la carrera en el año 90, como que empiezo, me empiezo a dar cuenta que hay bastantes paralelos entre lo que se vive en este país, de lo que yo recordaba de haber vivido en España, como un cabro chico y adolescente, y de lo que estaba ya viviendo en Chile como un adulto que está comenzando su carrera universitaria digamos.
O sea llegué a, yo desde el primer día que llegué a Chile. De hecho, desde que vinimos a operar a mi madre, la conexión se dio, y cuando llegué a vivir a Chile, mi padre estuvo conmigo un par de semanas mientras me instalaba. Buscamos un departamento y yo hacía los tramites de la universidad. Pero a las dos semanas mi padre se fue y yo me quedé con 19 años me quedé solo y con la familia al otro lado del mundo y la conexión fue permanente. O sea desde el primer día dije ya, llegué a Chile, este es mi lugar.
Entonces, pero tengo tengo muy claro el recuerdo del país al que llegué. Viniendo de, dos cosas, me llamaron mucho la atención. Por un lado venía yo, venía de haber vivido en las Islas Canarias, en la España del destape de una sociedad muy, que se liberalizó en lo cultural, muy rápido despues de la muerte de Franco. Y llegar a Chile era llegar, a un, no digo, a un convento de monjas, pero llegar a un país culturalmente, no solamente con la, con la, con el peso de la dictadura y de la censura y de la represión cultural de la dictadura, sino con un país moralmente muy cerrado. Muy, muy pacato por utilizar una una expresión. Por un lado me llamó eso mucho la atención. O sea, era y el contraste más fuerte era haber salido de Gando, que era el aeropuerto de Las Palmas, un aeropuerto donde llegan todos, los que llegaban en aquella época, todos los años, cuatro o cinco millones de turistas y llegar al antiguo aeropuerto de Pudahuel, que era un potrero así, que era el aeropuerto de la capital del país. El contraste era muy fuerte. Era como venir de la Europa del turismo a esta cosa perdida al final del mundo. Eso por un lado. Y lo otro que me llamó mucho la atención fue la, la pobreza material que se vivía, que se vivía en Chile en aquel momento. Estamos hablando de uno, claro, ahora uno le pone cifra, pero en aquel momento, yo no las manejaba. Estamos hablando de un país con un 40 por ciento de pobres. Entonces me pasó, por ejemplo, yo llegué en octubre, en marzo comencé la universidad y durante esos meses no tenía amigos. Básicamente, entonces tenía mucho tiempo disponible y tenía auto porque mi padre me dejó, me compró, un auto de segunda mano. Entonces habían días que no tenía nada que hacer. Agarraba el auto y me daba la vuelta completa al anillo de Américo Vespucio, que ahora es una autopista. En aquel momento no era una autopista, entonces te permitía recorrer, a dar la vuelta completa Santiago y cuando salía de la parte de Américo Vespucio, que estaba en Las Condes, en Vitacura, era era otro, otro Chile. O sea, a ver la desigualdad encarnada en el desigual desarrollo urbano era brutal. Era era un país muy pobre. Entonces, me llamaron la atención por un lado lo cerrado culturalmente, lo pacato, valóricamente, que era este país y por otro lado, la pobreza material que uno experimentaba, que en España, en Canarias, uno no la veía. En Canaria habían pobres, pero uno no veía esa pobreza, digamos.
Una anécdota súper concreta. Me acuerdo del año 90, el que era el presidente del Centro de Alumnos de Historia, en aquel momento, llevábamos tiene que haber sido dos o tres meses de haber partido. A mí me escogieron delegado del curso, no sé por qué. Yo me presenté y el delegado de la Promoción en una conversación me empezó a hablar de Mecano, el grupo español. Y me dijo, “oye, ¿por qué te viniste de España? Le conte un poquitito mi historia, “¿cómo te puedes haber venido de España? En España Mecano un grupo que tenía una canción que se llama creo que se llama ‘de mujer a mujer’, una canción donde exaltan el lesbianismo y defienden el lesbianismo.” Yo ni me había dado cuenta qué esa canción era. Entonces ahí me di cuenta de que, que mi experiencia de vida, mi experiencia cultural, era, yo no reparaba en cosas que para ellos eran, eran muy rupturistas porque eran parte de mí, de mí, de mi cotidiano. Yo cuando iba al colegio en España, en la educación media, en Las Palmas, en la ciudad en la que yo vivía, el colegio estaba en el sector del puerto y, que era el sector del barrio Rojo. Entonces yo para llegar al colegio pasaba por delante de prostitutas, veía trasvestis y veía lesbianas. Para mí era la diversidad sexual era, en la España de finales de los 80, era parte de la de lo normal. Y acá llego a este país donde la diversidad sexual recién se está asumiendo. Pero en Chile, el año 90, todos los homosexuales, todas las lesbianas, vivían en el clóset. Nadie confesaba públicamente su, su sexualidad. Entonces, por eso, en esta anécdota, que el presidente del Centro de Alumnos de la Universidad de la Carrera me mencionan aqui, esa canción de Mecano que yo alguna vez escuché, habla de dos lesbianas que para mí era lo más natural.
Tuve un breve paso por la militancia. Yo el primer año de universidad, o el segundo año de universidad ya no me acuerdo, me inscribí en la Juventudes Socialistas. Yo crecí en la España del de Felipe González. Yo soy socialdemócrata. Me identifico como socialdemócrata. En el primer verano que estuve acá, gracias a un amigo de mi papá, me puse a trabajar en una planta empacadora de fruta aquí en Buin, en la sección de Control de Calidad, y ahí conocí a varios cabros que estaban haciendo sus prácticas profesionales y que eran todos militantes comunistas o militantes socialistas, y conversando con ellos, yo les digo no, “yo soy socialdemócrata y el futuro de Chile está en la socialdemocracia.” Y ellos me decían “no, la socialdemocracia en Chile no tiene lugar.” Claro, estamos hablando de la época del Partido Socialista, de Clodomiro Almeyda, de un Partido Socialista, además, que está todavía recién, recién se estaba recomponiendo. Lagos een aquel momento como los socialdemócratas, pero no tenía, está el PPD, esta cuestión, que este híbrido, este partido medio instrumental.
Pero yo venía con la idea de que en Chile la socialdemocracia puede tener un futuro y a la poca, al poco, tiempo me di cuenta de que no, o sea, yo me decía, me puse a militar en las Juventudes Socialistas y a las dos o tres meses fue, hubo una elección interna para escoger al presidente de las Juventudes Socialistas. Y había un candidato que por lo que yo voté que defendía la socialdemocracia y había un candidato que decía yo soy marxista leninista, ganó el candidato marxista leninista, ganó con el 95 por ciento de los votos. Entonces, me di cuenta que la manera en que yo tenía de, como el ideario político en el cual yo me había criado en España, con el que me sentía reflejado en Chile, en aquel momento, no tenía, no tenía espacio ninguno. Tenía espacio a nivel de las élites. Yo creo que la Concertación fue un gran experimento, un gran ejercicio de socialdemocracia, con todo lo bueno y lo malo que eso tenga. Yo creo que la moderación, la estabilidad que la Concertación le dio a la transición, rindiéndose en algunos planos, por cierto, contribuyó a que Chile pudiera progresar. Pero, como vemos ahora, este ejercicio socialdemócrata muy de élite, nunca tuvo realmente, yo creo, base arraigo en la base social. Entonces. Yo creo que por ahí me siento muy cómodo. Siento que Chile es mi lugar. Me gusta la política chilena, pero sí siento que soy una minoría dentro de la centroizquierda.