Mucha gente se pregunta, “¿y cómo se logró esta genialidad que fue la franja?” No fue, esto no fue la accion de un pequeño grupo, una elite de publicistas. Aquí detrás de la Franja del No, participó, mucha gente. Mucha, mucha gente entre creativos, publicitarios, que trabajan en agencias de publicidad, directores de cine, gente de televisión, intelectuales, actores y actrices, guionistas, dibujantes. Recordándome, y lo que era increíble, es que es que todas estas personas llegaban a la casa donde nosotros producíamos la franja y llegaban con idea, o llegaban con propuestas. Incluso, aveces, algunos llegaban con con pequeñas producciones ya hechas. Producía, por ejemplo, muchos gags cómicos, se juntaba un grupo de actores, conseguía una cámara, alguien que lo filmara y llegaban con esta propuesta. Fue como, una posición muy bottom up, porque entonces después llegaba la hora en que los directores, que eran Ignacio Agüero, Juan Forch y Eduardo Tironi, tenían y sobre todo el primero, Ignacio, tomaban todo este material y comenzaban a elegir y a darle forma, darle orden. Pero la cantidad de material que brotaba, digamos, era enorme, y todo y todo, muy convergente. O sea, todo, todo, digamos, como obedeciendo el mismo brief. Y eso es una cuestión que también a mí me dio confianza. O sea, parece que tocaba una cuestión muy profunda que es común a todos nosotros, que era esta noción de la alegría día ya viene. Está, esta visión optimista positiva. Entonces esto no fue un grupo iluminado lo de la Franja, sino que fue un fenómeno mucho más masivo, mucha más gente para ese momento, mucha más gente.
Si yo, me pasa que hoy día yo veo el clip del No, de la cancion y yo creo que yo reconozco al 80 por ciento de la gente que aparece. A este, la persona que trabajaba en Filmocentro, está una señora de la Casa de la Mujer de la Florida. Esta es mi mi, mi cuñada. Esta es… Eduardo, es un hombre de televisión. El fue desde muy joven director de televisión. Entonces él decía “15 minutos es mucho tiempo en televisión.” Hoy día es una eternidad, pero ya entonces ya era mucho tiempo. Entonces decía aquí no tenemos que hacer un spot comercial pero temenos que hacer un programa de television. Y eso fue una cosa muy importante. Y eso no era fácil de conseguir, porque todos los que participaban eran personas que venían, ya sea de los documentales o del cine, sobre todo documentales, o venían del mundo, de la, de de los comerciales, digamos, de la publicidad comercial. O sea no tenían esta idea de del ritmo de la televisión y Eduardo fue un gran aporte y hay una decisión clave, fue lo de Patricio Bañados, tener un anchor person, digamos que no, que nos hilara todo esto, muy muy muy interesante. Y yo quizás en ese tiempo incluso no la valoriza tanto como la valoriza hoy día o la valoriza después, porque Patricio ya era una persona conocida, una persona que tenía como un prestigio muy alto, como una persona correcta, digna, ecuánime, racional. Él había dado un paso relevante al decir yo iba a ser el rostro, voy a acturar como el rostro del No. No había sido fácil convencerlo a que lo diera. Él lo que en él tenía, en el sentido, era un contrato para hacer esto, pero. Pero corría mucho riesgo. Entonces él como que puso una condición, quizá no explícita, pero tácita, la condición fue, “yo no voy hacer nada en lo que yo no crea.” Esa era la condición básica.
Segundo, nosotros llegabamos, yo estaba encargado de los guiones, de los libretos de Patricio Bañados que le dábamos con con Javier Martínez especialmente. Entonces yo llegaba al lugar donde grabábamos a Patricio Bañados, que era una casa por ahí por Diagonal Oriente, y yo llegaba con mi guión. Esto es lo que tienen que grabar hoy día. Dabamos, no sé si todos los días, pero casi todos los días, y Patricio Bañados tomaba su lapiz y comenzaba a intervenir el
guión, a borrar o a comentar cosas y yo, quedaba muy sorprendido y muy muy porque no me parecía que tuviera la autoridad para hacerlo. Por qué, nosotros, esto había sido fruto de gran discusiones de grandes negociaciones y él llegaba aquí y comenzaba a cambiarlo. Bueno, pero y después grabábamos y grabarlo era una cosa mágica, porque por una parte todos sus cambios eran, mejoraban, el texto. Primero que nada, o sea, eran una contrubución. Pero lo segundo, y lo más impresionante, es que la manera como lo decía tenía tanta fuerza, tanta credibilidad, tenía tanta textura, tanta, tanta sutileza, que transformaba que era casi un efecto mágico sobre el texto.Hacía del texto original, ya intervenido por él, una suerte de poema, en realidad. Era impresionante, impresionante. En ese sentido, la contribución de Patricio Bañados fue como infinita.
Fueron muy importante en la franja, algo que hoy día uno lo ve y le parece insignificante. Pero la presencia de estos actores y actrices americanos te acuerda, este Varetta, Jane Fonda. Una frase que utilizamos de Claudio Arrau, que en realidad estaba hablando en general sobre la importancia que tenían los Derechos Humanos en la democracia, y nosostros lo empleamos. Este personaje que, yo me acuerdo, que había sido Superman. Todo eso fue muy importante porque nos hacían sentir a los chilenos que estamos respaldados. Que había gente en el mundo, gente importante, que estaba mirando lo que ocurría aquí. En ese sentido, que no estábamos solos eso. Eso fue una, mira, eso tambien otra vez, fueron contribuciones que fueron llegando. Sea Juan Gabriel Valdés, Patricio Silva, llamaban amigos en San Francisco o gente así, o Ariel Dorfman, que conocía a alguien por acá que era contacto con Jane Fonda, así y fue puro. Y de pronto aparecía, alguien decía “mira, tenemos algo de la Jane Fonda” y llega y lo poníamos al último minuto. No, fue puro, puras contribuciones, así, espontáneas.
Hay una fecha que fue extraordinariamente importante, extraordinariamente importante por una parte, porque fue inesperado. Nadie imaginó que la franja del No después de la historia que teníamos iba a usar el humor. Y lo segundo, porque el humor también fue muy desconcertante. Fue inesperado. El humor permitía decir cosas que de otro modo no podíamos decir. Prácticamente respecto a Pinochet, como lo de La Perla en la corbata. O sea, ahí la ironía, el sarcasmo, fueron la manera de burlar la censura y de decir cosas respecto a Pinochet que queríamos decir. A nosotros nos interesaba mucho, colocar a Pinochet como nuestro foco, como nuestro adversario. Mas que el Sí, era Pinochet. Y lo otro el efecto que tuvo el humor es que también nos devolvía la confianza en la gente. O sea, era, reducía el temor, o sea, como que desdramatizaba. A nosotros nos interesaba mucho desdramatizar esto. De mostrar como que el acto de votar que era mucho meas ordinario, mucho más, mucho más al alcance de la mano. Si basta poner una rayita, porque de lo contrario si lo presentamos como algo demasiado épico, las personas iban a pensarlo dos veces y eventualmente no ir a votar.
Es que Fíjate que, que curiosamente yo el día del plebiscito tengo bastante como como bastante borrado. O sea, no he borrado yo, me recuerdo haberme levantaba muy temprano, muy temprano y me, en un auto que tenía antiguo, un Renault, haberme estacionado muy lejos del Diego Portales, muy muy a unas 15 cuadras, porque temíamos que se iban a producir, se podían producir disturbios o movimientos de militares en el centro, entonces era mejor quedarse muy lejos. Y me fui a instalar yo el día que visito al lugar que tenía asignado, que era una, una suerte de oficina de prensa que nosotros teníamos justo al frente del Diego Portales, donde estaba la prensa oficial y donde estaban se hacía recuento de los votos y a pocos metros del comando de entonces teníamos unas oficinas especiales donde llegaban los
periodistas presisamente extranjeros y yo tenía como labor, estar pendiente de escuchar las noticias, de ver la noticias yyo escribía comunicados de prensa que me daban las indicaciones desde comando, o sea, desde el mando político, y yo escribía comunicados que se lo entregaba a los periodistas. Esa fue mi labor de todo el día, salí a votar como a las doce del día. Fue una impresión para mí ver la cantidad de gente que estaba votando. Eso fue una muy buena señal. Y luego volvía a mí, a mi función, y prácticamente no me moví de ahí hasta muy tarde en la noche. Y la gente comenzó a agolparse en el comando a celebrar. Yo fui, estuve unos muy pocos minutos y no sé, me pasó algo que siempre me pasaba a mí en este tipo de eventos, que soy medio reacio, a como a salir en la fotografía a subirnos arriba del escenario, digámoslo así, y lo que mi mi tentación fue irme para mi casa y y. Y eso fue lo que hice. Me fui caminando esa noche a buscar el auto. Como decía, estaba muy lejos y me fui para la casa. Yo vivía en la Reina Alta, muy, muy lejos, con una sensación muy profunda de haber, de haber, de haber cerrado una etapa de mi vida. O sea, la sensación de haber pagado una deuda con el pueblo chileno, con Salvador Allende y que se iniciaba y que tenía que volver a, tenia que retomar mi vida, mi vida.
Yo había abandonado todo por la por el plebiscito durante dos años antes, Había abandonado mi estudio y había abandonado también mi carrera profesional, sí, tenía que restablecer eso. Bueno, y así fue. Al otro día me levanté temprano en la mañana y me fui a a reportar al lugar donde había trabajado y que había tenido un leave, digamos, para poder dedicarme al plebiscito. Una institución, una ONG que se llama Sur. Y ahí llegué y dije aquí estoy, vengo a recuperar mi lugar y mi oficina. Y bueno, todo el mundo está celebrando todo el mundo abrazándonos entre nosotros. Y esto queda en José Miguel Infante, casi esquina de Providencia. Y comenzamos a ver que la gente espontáneamente comenzaba a llenar la calle, y Providencia caminando hacia el centro. Entonces lo que hicimos fue en ese momento salir todos los del sur, digamos, a la calle y nos sumamos a la marcha. Y ese fue un momento. Ese fue el momento de la celebración. Ese fue el gran momento de la celebración, el 6 en la mañana, el 6 tipo 12 al día. Nosotros habíamos tenido como una celebración antes dentro de la franja. Como la franja terminó tres días antes, más o menos del 5 de octubre, y nosotros además, se entregaba a la franja, se entregaba a la cinta con como si no recuerdo mal, con 48 horas o 24 de anticipación. La última franja ya la habíamos entregado hacía como 5 días atrás y ahí habíamos hecho una celebración entre nosotros. También como que yo, una celebración, nosotros estábamos satisfechos, pensábamos que habíamos hecho un súper buen trabajo.
Nosotros teníamos un sistema focus groups que nos permitía ir evaluando cómo estaba viendo la franja, como está percibiendo y los resultados eran positivos. AdemásSnos habíamos dado cuenta de la conmoción que había provocado de, de cómo se agrupaba a gente en los hogares, en la fuentes de sodas, en los restoranes, en los lugares frente a la, frente a las pantallas, en las grandes tiendas, a mirar la franja. Y también, como todo el mundo, tarareaba la canción. Entonces nos habíamos dado cuenta de que esto había pegado, había prendido. Entonces estabamos contentos, estabamos satisfechos. Aunque siempre tuvimos, yo lo comento también en el libro, durante las primeras dos o tres semanas, dos semanas, yo creo que siempre uno tiene las dudas porque era tanto contraste entre la franja del No y la del Sí, era como, eran dos enfoques tan diferentes uno del otro, que de pronto a uno le bajaban en dudas si acaso no seríamos nosotros los equivocados, si no estamos pecando de ingenuos, de inocentes, si no estábamos siendo demasiado poéticoss, si, demasiado positivo. Y si acaso esto otro, expertos que sabíamos que eran grandes expertos en campaña, argentinos, que
habían dirigido mucha publicidad política, que sabían manejar la propaganda negativa. Si acaso ellos no estarían en lo correcto, si esa pregunta siempre nos lo hicimos. Bueno y de hecho, dentro de la propia Concertación y dentro de los dirigentes políticos, hubo muchos, que que nos, que nos cuestionaron. Pero hacia el final de la franja ya teníamos sentimiento de que no, que nosotros estábamos en lo cierto que habíamos habíamos gatillado un proceso entre los chilenos de identificación, de respeto con nosotros mismos, de pacificación, de reencuentro. Habíamos, habíamos golpeado un elemento muy profundo en la gente. Y que eso se iba a traducir en el triunfo del No. Al mes de más o menos, creo queyo creo que menos del mes si puede haber sido tres semanas, cuatro semanas después del 5 de octubre, yo partí precisamente a Notredame con toda la familia. Me fui a escribir mi tesis que la había tenido pendiente. O sea, con este sentimiento: yo ya hice lo que tenía que hacer, me zambullí y me concentré en esto. Rompí totalmente con Chile no mantuve ningún contacto, ningún vínculo. Fue muy importante como reparación, como, como, como el retomar perspectiva, e inicié otra fase de mi vida. Y de hecho es que yo vuelvo a Chile a trabajar al Sur y mi intención era seguir trabajando en esa ONG como lo había hecho antes y de un modo competentemente accidental, entre al gobierno de Aylwin, como director de comunicaciones fue totalmente accidental. O sea, como ya poco tiempo antes que el Gobierno se constituyera, me llamó, me llamó Patricio Aylwin a pedirme que participara en esto. Bueno, es un poco la historia mía.