A nosotros nos interesaba mucho desdramatizar esto. Demostrar que el acto de votar que NO era mucho más ordinario, mucho más al alcance de la mano. Basta poner una rayita. Porque de lo contrario, si lo presentábamos como algo demasiado épico, las personas iban a pensarlo dos veces y eventualmente, no irían a votar.