Bueno, yo fui, yo fui apoderado en un local, fui apoderado de mesa por el sí en el local de lo que era aquí un lugar grande de exposiciones de industria que era la FISA, la Feria Internacional de Cerrillos. Y fui yo, me levanté muy temprano para juntarme con la gente de Maipú que íbamos a ser los apoderados. Había un ambiente ordenado en todos los locales porque yo salí de otros locales, pero, ya te digo, me fui a acostar, me levanté temprano para ir a apuntarme al lugar, y de ahí salimos a los lugares de votación. Gente que éramos todos civiles, profesionales, estudiantes, gente, todos civiles y llegamos al lugar de votación. Nos asignaron las mesas y entre paréntesis yo no era empleado de ninguna organización estatal ni nada. Yo era un estudiante independiente que estudiaba en la Universidad Santiago. Así que llegué a ese lugar por voluntad y, y bueno, estuvimos todo el todo el día ahí. Bueno, la primera, el primer síntoma fue cuando empezaron los conteos de los votos, que generalmente no era, no era, no era preocupante en Cerrillos porque sabíamos que estos, estos sectores, son sectores medios, bajos, iban a ser, e iban a ser mayoritariamente, pro No. Decíamos en otras comunas, sobre todo en los sectores [ilegible] podíamos revertir la situación.
Bueno, después de eso yo la verdad es que de ahí me volví al tiro a la casa de mi novia a esperar los resultados oficiales. Salieron tarde. Recordemos que se caricaturiza mucho de eso con el ministro, el subsecretario de interior, Cardenil, Ernesto Cardenil, que dio los resultados muy tarde tratando de; habían comentarios y esa noche la Radio Cooperativa que transmitía yo trataba de siempre escuchar las dos partes. La voz oficial del No en esa noche, sobre todo, era la Radio Cooperativa. Por lo tanto, uno veía la voz oficial de la televisión, del canal estatal y escuchaba la Radio Cooperativa que era la radio que era del No. Por lo tanto bueno la radio cooperativa, tenía un sistema en que da ampliamente ganador al No. Entonces, pero ambas cosas durante la campaña del Sí y el No, ya se habían demonizado. Los de acá decían que los otros mentían, los del otro lado decían que el otro mentía. Así que uno trataba de buscarle quién era qué estaba diciendo esa noche, por eso yo ponía los dos que estaba diciendo que era el ganador. Entonces había una tensión, habían dos periodistas que eran famosos en la radio, en la radio Cooperativa que era Campos y una periodista que que la mandaban que tenía una voz muy aguda, que era muy conocida, que se llamaba Manuela Robles. Entonces yo escuchaba ahí a Campos y a la Manuela Robles en la radio y me levantaba a ver la televisión, estaba expectante esa noche todo lo que pasaba.
Bueno, definitivamente algo que esa noche después en un canal más independiente, que yo creo que fue el canal de la Universidad Católica de una, una entrevista entrando a La Moneda, el General Matthei, en que él dice que el triunfo del No era no, no, no había vuelta. Y siempre se le dice que él fue el que desactivó el autogolpe para no respetar los resultados. Pero yo sabía que si ese resultado fuera negativo, positivo para la opción de Pinochet o de lo que estábamos de acuerdo con él, si se iba a respetar cual fuera, fuera, cualquiera fuese el resultado. Bueno, esa noche seguí escuchando hasta que definitivamente salió la última cómputo de Cardenil, oficial, donde el No ganaba en forma clara y allí muy triste porque, además este triste, cansado y agotado que me había levantado muy temprano ese día. A ver. Y además, estar concentrado en la radio, y hay que estar preocupado, en el plebiscito. Siempre me acuerdo que ese día del plebiscito. Me, me, me. Me tocó ser apoderado por el sí y por el no. Había un vecino cercano de mi barrio que era un demócrata cristiano del Partido Demócrata Cristiano, que yo sabía pero no nos conocíamos. Bueno, y conversábamos, se trataba de que no pasara nada. Llegamos a un acuerdo con una persona que no había problema. Tratamos de decir bueno, no se hizo apoderados para tratar de discutir ese voto era claramente para el si. Claramente la persona marcaba la opción. Entonces ese día yo estaba con este señor, que era un vecino mío cercano y no, yo, entonces esa, esa, son situaciones bien especiales, porque en todos lados había una persona al lado que estaba por el Si, otro o No otro por el Si, por el No. Estaba todo muy, como le dijera, estaba partido el país. El país entonces, la verdad. Había una mitad que estaba, estaban por la opción si y había otra que era un poco más mayoritaria que estaba por el No. No era una cosa que se pudiera decir, esto estaba mayoritariamente, muy lejos por el No; no, o tampoco se podía decir que lo que trabajaba en el aparato estatal, por lo tanto tú te encontrabas como en esa tarde que yo me encontré en la elección. Me encontré con este vecino de enfrente en una misma mesa. Él iba por la opción No, y yo iba por la opción Sí. Y conversamos y él no me ubicaba a mi. Yo le dije “yo a usted lo conozco, le digo. Usted vive en tal parte, papá de tal,” porque al hijo sé que yo lo conocía. A sí me dijo, y conversamos. Bueno, conversamos porque estuvimos todo el día, porque esas elecciones son todo el día, entonces hay que llegar primero a constituir la mesa, llegar a constituir la mesa. Y llegué, y me estuve con este caballero todo el día. Entonces al final pudimos conversar harto. Entonces a la tarde, digamos, dijimos algo razonable, “¿para qué nos vamos a poner a?” Y tú sé razonable con los votos del No, yo seré razonable, con votos del No.
Bueno, había esta confianza de que ellos ganarían. Eso es lo que comentaban toda la gente allí. Y la diferencia era que ellos pensaban que iban a ganar mucho más amplio. Y la verdad es que Pinochet, Pinochet, el Sí sacó un 43 por ciento. Ellos pensaban ganar 70, una cosa así, entonces él y ellos lograron un 52, 53 por ciento. Hubo una diferencia ahí de gente que votó nulo o eso fueron más o menos los resultados y un grupo de gente votó, anuló el voto. Pero esa situación de encontrarse con alguien tan cercano fue una situación especial. Yo porque yo sabía que uno sabe, pero justo en la mesa me toca una persona que conozco que está al lado.
Bueno, estuve todo el día, llegué muy cansado y escuchaba, estaba escuchando la radio, la radio. Esa noche me fui, estaba en la casa de mi novia y la televisión, la voz oficial y la Radio Cooperativa que era la radio, porque en ese tiempo la opción No no tenía canal de televisión, porque el canal que hay es estatal y el otro es un privado. Lo único que había para ellos fue la franja, porque ahí se puso la franja política, que era la franja del Sí y el No. Entonces estaba el canal 13 que daba la visión oficial y estaba la radio cooperativa principalmente. Había dos Radio, la Radio Cooperativa, la radio chilena y una era del Arzobispado, yo manejaba entre las dos radios y escuchaba.
Y esa noche, obviamente en los barrios había festejo. Pero un festejo más pacífico, pacífico. Salió evidentemente la gente del No a celebrar por las calles, a tocar, por eso me acuerdo cuando llegó el Mundial de Sudáfrica, que aparecen estas vuvuzelas y yo en ese está tiempo escuchaba las vuvuzelas en la celebración de la noche. Una o dos de la mañana. Me quedé dormido, cansadísimo, por estar todo el día en el lugar de votación. Y fue. Fue muy triste el dormirse esa noche. Lo que pasa es que a la edad de 27 años, más o menos 26, entonces se tomaba las cosas con mucha más pasión que la que se la toma ahora. Entonces duele mucho. Duele mucho la derrota. Y esa vez me sentí con mucha pena. Fíjate que me dolió mucho saber, he tenido muchas derrotas, políticas y otros triunfos, pero nunca me dolió, más esa porque yo había participado activamente en ese plebiscito, participado activamente. Yo era un estudiante. Por lo tanto, ese día de la votación ya uno empieza a sentir. Pero a pesar de todo, yo era bastante conservador en el resultado. Porque yo había escuchado y leído mucho y ese día que salimos, los días previos, la gente del Sí, del Sí había un triunfalismo, una cuestión que era, pero casi como que como que esto los militares lo tienen todo controlado, si vamos a ganar igual. Y yo decía que no, porque en el mismo lugar de votación yo vi mucho observador extranjero que vinieron a ver en el lugar de votación ese día cómo se estaba desarrollando la votación. Estuvo muy controlado. Era imposible defraudar. No, no, no, no, no, si yo decía no, no, no lo veo tan tan fácil. Incluso está la posibilidad de perder.
Y hago los primeros conteos de mesa ese día. Me paré, como mi mesa todavía no terminaba o no empezaba, porque el trabajo del apoderado es estar viendo la mesa. Pero si viene alguien y quiere ir a dar la vuelta, ya fui a ver los conteos, ya era negativo para, para la opción Sí. Pero fue un día de pena porque fue una derrota. Ese día yo lo graficaría, porque me acosté muy apenado, muy apenado por haber perdido, porque yo creía que era la mejor opción que ganara el Sí. Era así que, sólo comparable con esta última elección, me la hubiera jugado y la he sentido como importante. Sólo con esta elección de Sebastián Piñera ese día he vivido, digamos, los dos momentos electorales de elecciones de un día de elección más importante que para mí, que fue ese día del Sí y el No, del plebiscito y la elección de hace un mes atrás, dos meses atrás. Yo pensaba que era un camino, una bifurcación que uno tomaba un rumbo, rumbos en sentido contrario a.