Bueno, lo primero que hay que saber, que yo soy un auténtico producto de las circunstancias históricas de este país. Empecé a estudiar Derecho. Y y lo hice viviendo desde una comunidad de jóvenes del Mapu que vivíamos en una población, en la población Joao Goulart, paradero 18 de la Gran Avenida. En fin. De, perdón de la Santa Rosa, de la Avenida Santa Rosa. Y ahí nos pilló el golpe militar. Y que producto del golpe militar, fui exonerado, echado de la universidad. Sacado de mi trabajo y en esa época era miembro de una comisión de comunicaciones del MAPU y por lo tanto trabajaba en una radio, fin y quedé en cero. Con la circunstancia agravante de que estaba casado el 15 de agosto. Unos días antes del golpe, con una guagua en camino, un bebé en camino y por lo tanto fue una situación de partir de cero completamente con la vida. Primero esconderse, luego cambiar toda completa y totalmente la actividad. Con un padre que con, mi padre que pasó por la Quiriquina brevemente, que es un centro de detención en Concepción. Con una hermana que partió al exilio por veinte años y con una red de amigos que estábamos todos en la marginalidad total. Entonces, sin la Escuela de Derecho había iniciado adicionalmente mis estudios de periodismo. Sin la Escuela de Periodismo, recién casado, necesitaba trabajar. Lo que hice fue transformar mi hobby, que era la música en una profesión y junto a otro generamos una pequeña productora de publicidad muy marginal, muy chiquitita y que poco a poco fue adquiriendo tamaño, consistencia y power en términos de de la publicidad.
Me instalé un estudio de grabación junto a mis socios, el estudio de grabación de música. Ahí se grabó toda la música alternativa de la época. Mucha. Prácticamente toda la música alternativa. Me acuerdo que fuimos a comprar ese estudio a Nueva York el año 79. Un estudio último modelo. El dólar estaba muy bajo en Chile, así que nos resultó accesible poderlo hacer. Lo hicimos y bueno. Y eso fue un una, una, cómo se llama? Una casa productora que años después fue la casa desde donde se hizo el No, la franja. Y por razones lógicas y por profesión y por capacidad y por oficio, me pidieron que hiciera la música para la franja del No. Y para la canción central, etc. Entonces primero fue conversar mucho con Eugenio Tironi, y mucho con, con lo políticos, mucho con esto, que se yo, y entender un poco esta campaña que tenía una, porque tú sabes que había dos grandes caminos para derrotar a la dictadura. La vía más armada y la vía, esta que se eligió por la vía de las elecciones, el plebiscito y todo lo demás. Entonces lograr darle consistencia a eso, era muy importante. Y tres o cuatro conceptos me quedaron muy grabados. Primero, que nosotros teníamos que votar un concepto negativo. La palabra No, es un concepto negativo. Cómo hacerlo positivo? Segundo, que la música tiene que ayudar a ahuyentar el miedo. En esa época había mucho miedo, miedo a ir que me van a ver, que iban a decir, que me van a meter preso, que Pinochet se va a enojar.
Mira, mira, habia que sacar el miedo. Tercero, que esto era una obra que tenía que ser muy transversal. Entonces la primera decisión musical que tomé yo: no voy a usar zampoña, ni quenas, ni ni charango, ni nada de eso, sino que voy a usar un concepto de música pop de la época, que es lo más abierto, lo más transversal, más inocuo, lo menos, lo menos, como podríamos llamar, lo menos confrontacional, lo menos ideológico. Entender, que fue una decisión teórica no fue que me salió eso nomás. Fue una decisión teórica. No vamos a usar. A mucha gente no le gustó esa decisión. Hay gente que hubiera preferido una cosa más Quilapayún, más mas, pero a mí me pareció que eso era lo que había que hacer en ese minuto. Segundo lugar, que fuera que, que tuviera una, la virtud de que fuera cantada por gente normal, no por la Verónica Villarroel cantando ópera ni por los prisioneros de su estilo tan particular. Cualquiera la pudiera cantar. Entonces elegí un formato de canción que tuviera alguna reminiscencia de lo que ocurre en los estadios: “Chile, la alegría ya viene!” Que es muy simple, es muy participativa, muy colectiva. Y luego los solistas, por lo menos el solista hombre, que le hicimos que fuera una persona que tuviera una voz normal, que tuviera una voz normal, pop, tranquila, que no hiciera grandes malabarismos vocales, sin no que. Y lo, y asi lo hicimos.
Después me senté al piano, primero con todos esos conceptos y después lo senté con la guitarra. Tiré dos, tres o cuatro acordes y fuimos. Lo segundo que dice, que yo tengo una muy buena comunicación con la persona que hizo la letra, la letra de la canción, que conversamos mucho y él hizo una larga, una larga, cantidad de estrofas, pero muchas de las cuales después yo hice una edición y la metimos con la música. Sergio Bravo. Entonces, con toda esa estructura de cosas, como un arquitecto, después lo último que se hace es la melodía y la y la armonía, ritmo que sé yo, que fue también muy sencillo, muy simple, pero quedo muy bonito. Los arreglos lo lo hizo la persona que trabajaba conmigo hace muchos años, Edgardo Riquelme, que gran gran guitarrista, todavía toca y salió de eso. Ahora yo soy de una construcción en que participan mucho las personas que están ahí. Si a un cantante, por tercera vez la nota le queda difícil, le cambio la nota. O sea, participaron mucho. Y aqui participó, participaran los solistas, por ejemplo, la Rosita Vallejos, que fue la persona que, la Rosita Escobar perdon, fue la la persona que cantó, femenina. Yo no tenía idea. Era hija de desaparecidos, con una voz preciosa y la seleccioné dentro del coro. Yo pensaba llamar a una cantante conocida, pero con voz. Todavía no sabía quien iba a cantar. Entonces primero cité al coro y el coro pa que hiciera “Vamos a decir que No”, la parte del coro o “Chile, la alegría ya viene”. Pero los solistas, tenían claro que el cabro Guzmán me iba a ser la voz del hombre y la mujer no tenía claro.
Y de ese coro, aparece esta niña con una voz preciosa. Entonces la hicimos cantar a ella. Fue muy, muy poderoso lo que hizo ella. Claro, después uno entiende que si la persona tenía una vivencia personal, lo que entregó ahí fue muy bonito. Y ahí se armó la canción. Y la verdad es que la primera vez que yo sentí que esto había prendido fue una vez que fui al, al centro de la ciudad, cerca de la Plaza de Armas, y había un grupo de estudiantes. Todo lo que ocurrió no tengo idea. El final de septiembre, poco antes del plebiscito, que se yo, y había un grupo de estudiantes cantando “Chile…” Entonces yo dije ya, esto funciona y es una, una, cómo se llama? Funcionó lo que pensábamos. Fue muy emocionante, muy emocionante, porque alli tú sientes que la canción deja de ser tuya.
En la canción participó mucha gente, participaron los solistas, participó el coro que se llamaba Coro bajo cuerda, que era un coro de universitarios. Participó mi coro chico, que era el coro, digo mío no es mío, pero trabajaban conmigo los jingles y así que fue muy, fue muy colectivo, pero fue muy bonito. Nadie cobró. Fue un trabajo muy, muy, por eso te digo, yo creo que este es el trabajo más cooperativo y más colectivo que me ha tocado participar nunca. Yo creo. Hubo mucha gente.
Yo me acuerdo el clip que fue el gran, el gran golpe audiovisual sobre la canción Chile la alegría ya viene. Se hizo de la siguiente manera. Yo hice la canción y le dije a un amigo mío, Pancho Vargas, que trabajaba conmigo en la parte visual, en la productora, “mira la terminé”, pero se la mostré a él y él me dijo ah, que bonita, pero un poco pop. Sí, bueno. Qué podemos hacer? Pancho me dijo mira, yo, porque había que presentarla al día siguiente al grupo político Gabriel Valdés, Ricardo Lagos, Enrique Silva, todos los viejos próceres políticos de la cosa. Y este pelotudo en una noche no sé cómo lo hizo. Sacó partes en una noche y media, sacó partes de película, cosas de comerciales y montó el clip que después fue el clip del No, con puras imágenes pegoteados de distintas partes. Entonces uno presentamos la pura canción, presentamos la canción con una idea, con una arquitectura de cómo tenía que ser la imagen de ese clip. Y eso fue, lo vieron y se fueron. Y nadie hizo cuestión de si era pop, no era pop, quedaron todos encantados. Y este bueno, y qué hacemos ahora? Esto no lo podemos presentar porque no son imágenes nuestras, son imágenes de película. Entonces, Pancho, este mismo personaje, coordinó desde el filmo-centro la participación de por lo menos 20 directores de cine, publicitario y cine cine y todo, y Silvio Caiozzi, los Bustamante. Y esto y el otro, participaron cada uno con una escena. Algunos hicieron la escena con el Rey sin corona, otro con los actores, otro hizo la de los caballos, participó todo el mundo y no se quedó nadie afuera y fue muy increíble.
Por eso te digo yo, esta es una obra muy colectiva y quedo muy bonito, que no es la música sola, es la música y un estado social que está dispuesto a interactuar. Es muy dialéctico lo que ocurre. Nada ocurre solo. Nada. Ni el amor, ni el odio, ni el ni todo lo que pasa con los sentidos interactúa. Violencia que propuso la dictadura de Pinochet en su comunicación de la campaña del terror y cosa, era una cosa que tenía a la sociedad hasta aquí. Yo no estaba dispuesto a hablar, que estaba agotada de ese de esa tonalidad oscura, violenta, impositiva, por más que Pinochet se disfrazara con una perla y con que sé yo, aqui, que sé yo. Era una cosa que estaba agotada. Y aparece esta nueva, que en el fondo la canción no la hice yo. La canción la hizo el estado de ánimo social del momento. A lo mejor esa misma canción en la época de la Unidad Popular habría sido ridícula, por muy pop, no, no, no, no, no calzaba. Ahora era el minuto porque, entre otras cosas, el mensaje político que se quería transmitir es un mensaje, un mensaje abierto, un mensaje transversal, un mensaje no, no exclusivo, sino que inclusivo. Siempre me recuerdo yo, no quedó puesta en la letra, pero había un verso que hablaba de barrer para adentro. Eso significa echar a la mugre para adentro y no barrer para afuera. Barrer es barrer. Y entonces yo creo que la música funcionó porque estaba la sopa lista. Estaba, estaba el estado de ánimo social, estaba la tarea que había hecho, no tengo idea. Hasta la Iglesia en su colaboración con Derechos Humanos, estaba, en fin, el idioma que se estaba haciendo. Todo el mundo pensó que a lo mejor el slogan iba a ser un slogan violento, agresivo y no fue. Chile, la alegría ya viene. Toda la campaña es sin odio, sin violencia, vota no. Todo era como un idioma, una cosa media, Mahatma Gandhi, es mucho decirlo? Pero un poco como te digo, inclusivo, pacífico y optimista. Eso para elChile del año 88, era muy difícil. Hacía un año atrás no mas, ahí han habido un par de asesinatos importantes. Seguían sacando a la gente de las poblaciones, a las cinco de la mañana para a revisar que no hubiera nada. O sea, había un estado muy tenso. Entonces esto fue muy contra intuitivo. Y te voy a decir, que fue una tarea colectiva en que participaron desde demócratas cristianos de derecha hasta comunistas. O sea que fue una obra bien colectiva y gente de la calle. La gente de la calle que se atrevió a salir, que fue a votar, que votó en más de un 90 por ciento, que en fin, que se creyó que era posible. Yo creo fue una doble derrota, fue una derrota. Y esto es duro decirlo hoy día porque bueno, porque todos le tenemos cariño a los compañeros que cayeron en la lucha armada y todo lo demás, pero fue una derrota para la dictadura y fue una derrota también para la alternativa violenta de de salir de esta dictadura.
Y el plebiscito lo pasé en mi casa con mi mujer de esa época que es la Tati Pena está mujer encantante, regando las plantas en otra casa, obviamente. Regando las plantas, muy tranquilo, muy pacífico y planificandos que si ganaba el sí teníamos que hacer una concentración, porque yo también era un poco productor en el Parque O’Higgins, cosa que ocurrió después. Me levanté temprano para votar y me volví a la casa. Yo vivía cerca, Príncipe de Gales. Y, claro. En esa época votaban separados hombres y mujeres. Nos encontramos después con mi mujer en la casa, hicimos almuerzo. La vimos. Vimos lo ridículo de la transmisión televisiva llena de desinformación y se yo. Como las diez de la noche, me llamó alguien, que no recuerdo quién, de la del comando del No de la sede, del no. Y empezaron a hablar y me hablaban vente para acá. Y estaba el Chico Zaldívar, estaba el otro, estaba Lagos. Estaba todos y dije “No, no se que es que no estoy.” Me quede en la casa. No celebré esa noche. No salí a bailar con los carabineros. No, me quedé, sí, porque es distinto, cuando tu has participado demasiado en el tema. Igual los vi al día siguiente y después, y etc. Pero sí, pero fue una sensación espectacular. El país que de repente hizo así “cuaj”, cambió completamente. Igual teníamos a Pinochet. Igual tuvimos a Pinochet varios años después. Pero igual había una sensación de triunfo.