Inicio / Testimonios / José Peña

José Peña

Ya, mira, yo viví todo el proceso del plebiscito. Mi papá era militar, entonces vivía en un lugar en donde vivían puros militares que estaba como atrincherado, habían como guardias atrincherados en cada esquina en donde a nosotros se supone nos cuidaban ahí porque éramos parte como de la familia militar y todo eso. Entonces yo viví el proceso del plebiscito en una transición de irme de ese lugar e irme a un lugar como, el mismo lugar como civil, es decir, salir de esta población, de este lugar en donde había puros militares, a un lugar donde había gente común y corriente. Entonces no entendía mucho muchas de las cosas que pasaban. Entonces una de las cosas que me impresionaba era lo entretenido que era la franja en la tele, la franja del sí y del no era, para mí era un súper panorama porque era antes del noticiero, era la tarde noche. Era como un encuentro familiar, lo recuerdo. Evidentemente no se podía, uno no podía hablar. Yo, yo sentía que había como cierta, cierto delirio de persecución, porque, claro uno no podía manifestar su opinión política en cualquier lugar. Y yo, como había de niño, había sido criado en una burbuja, nunca entendí mucho de lo que pasaba en el país. Yo vivía cerca de los militares porque mi papá era militar y esa era la explicación que yo me daba. Cuando me cambié de casa nos fuimos a vivir cerca de la casa de mi abuela. Veíamos en su casa, veíamos la franja del sí y del no.

Entonces a mí me parecía muy buena porque habían colores ahí habían bandas. Me acuerdo que yo ahí conocí a una banda que se llama de Quirusa y que tenía y que eran como eran meros raperos y el rap era una cosa que no existía o que no se conocía. Entonces me acuerdo que esas cosas me agradaba mucho y cuando el día del plebiscito, recuerdo que bueno, fueron todos a votar, pero los niños no salían. Niños, los que estaban en la casa en donde estaba yo, todo el resto estaba jugando y esperando expectante, porque yo siento que la gente que vivía en este lugar no tenía tanto susto, sino más bien había mucho ímpetu. Había esperanza de que iba a cambiar. Entonces recuerdo gente llorando y todo. Pero recuerdo que no me dejaron salir a festejar. Que era un barrio popular en el fondo, donde había gente como de trabajo, gente más pobre también. Entonces era gente que estaba muy indignada con la dictadura. En ese tiempo era Conchalí en verdad, porque no existía la comuna de Recoleta, existía Conchalí y era como un complejo de edificios como block, donde vivía mucha gente. Entonces había en pocos metros cuadrados, vivían muchas personas, entonces había muchos niños, mucho adulto y recuerdo que había en el departamento de abajo había una señora que era pinochetista, era y ponía afiches de Pinochet y, el sí, y no sé qué.

ponía afiches de Pinochet y, el sí, y no sé qué. Y nosotros vivíamos con miedo de que por represalias a esta persona que vivía abajo el departamento de nosotros fuéramos afectados con una bomba, con un cachai. Porque la señora y todo el mundo, hablaba de esta señora que era media loca, porque regaba los días de lluvia. Eso me acuerdo que era muy interesante. La señora pinochetista estaba loca porque, bueno, regaba siempre, incluso los días de lluvia. Claro, lo que ella decía era que cuando el agua limpiaba lugares en donde se juntaban, que se yo, personas, pero ella regaba, cuando llovía. Estaba todo mojado y entonces era la señora loca. Y claro, y no me dejaron festejar, no me dejaron salir a festejar porque podía ser peligroso. Entonces era todos mi amigo, festejaban, y se hizo como por entremedio de los bloques, así como a la vuelta a la manzana había, no batucadas. pero habían como marchas, como una marcha, una pequeña marcha, festejando y que había caido el tirano, “y va a caer, y va a caer” y me acuerdo perfectamente “y ya cayó”, y se cantaba “y ya cayó”. El día del plebiscito se empezó a cantar “y ya cayó, cayó el tirano.” Entonces, claro, recuerdo frustración de haber pasado, todo el proceso de envalentonarme con la franja, con identificarme. De hecho yo era un niño, no entendía nada, pero me identificaba con el No, claro, porque el Sí era raro, había gente que no me gustaba, era parco, era, era más Pinochet. También salía harto en la franja, en cambio en la franja, en la campaña, en el en el No habían actores, artistas. Y de hecho, poco tiempo antes de salir de la población militar yo empecé a visitar, mis papás se separaron entonces por eso no tuvimos que cambiar de casa. Entonces, en toda esta soledad que viven los niños cuando los papás se separan, yo empecé a visitar una compañía de teatro que se llama Teatro Q, que estaba a dos cuadras de la casa de la población militar. Entonces yo me arrancaba porque yo me pedía una moneda de 10 pesos, me acuerdo en ese tiempo que era como la contribución voluntaria que uno tenía que dejar y me iba a hacer toda la murga que hacía la compañía de teatro por toda la población. Evidentemente no pasaban por donde vivían los militares, pero cercanos ahí ellos hacían una murga invitando a la gente a que fuera a ver y era Romeo y Julieta. Con el Samuel Villarroel era el protagonista, con la Loreto Araya, ellos eran Romeo y Julieta y yo de tanto ir porque iba todos los días, memoricé, memoricé la obra de teatro, me la sabía entera desde que partían y gritaban “mierda, mierda, mierda” de los actores. Antes de entrar con ellos me metia alli y gritaba “mierda! Mierda!” Gritaba. Y ahí yo empecé a cachar de que había algo en contra de alguien, cachai? Como que los actores hablaban.

Después de la obra se quedaban tocando guitarra, cantaban La Cigarra. Me acuerdo, por ejemplo, yo, la primera, escuché la cigarra, la canción La Cigarra la escuché en ahí y me encantó y me la sabía y la cantaba, pero no tenía idea cuál era el contexto de la canción de la cigarra ni nada de eso. Pero, la cantaba yo con mucho ímpetu. Y ahí empecé a entender que estaba como empezando a vivir un proceso que era el plebiscito. Claro, de ahí ya mis papás se separaron. Nosotros tuvimos que ir con mi mamá y mi hermano, salir de la población militar hasta que te digo, e irse a la casa de mi abuela, mi abuela materna. Y ahí en donde estaba toda está, este revuelo de que se venía el plebiscito, que iba a caer el tirano y había una como un ambiente festivo, en verdad.

Había esperanza. Yo creo que a lo contrario de la población de los militares, acá había esperanza, aquí la gente sabía que iba a ganar el No. Yo siempre pensé, como que, porque una vez le dije a mi abuela. Mi abuela trabajaba a la Fuerza Aérea, que también son militares, en un casino como cocinera. Entonces yo una vez le dije a mi abuela como por decirle algo de niño, le dije y por qué no votai por el No? Sabes por qué? Por qué? Entonces me hizo callar y me dijo que no volviera a decir nunca más eso fuerte, porque alguien me voy a escuchar y ella podía tener problema en su trabajo porque, no, pues, era militar y ella trabajaba en un recinto militares.

Entonces ahí. Pero para mí lo más significativo fue la franja. Entendí que había como todo un revuelo, ahí entendí que había, estaba el Si contra el No, que estaba en una dictadura. No recuerdo ni de desaparecidos, ni muerte, ni nada de eso, porque en eso no, era un, no era algo que se hablara en mi casa. No, no, eso lo entendí de grande en la enseñanza media, cuando ya era grande. Yo caché que habían detenidos, desaparecido cuando empezaron los informes Valech y todo esto que empezó con la transición a la democracia. Claro, ahí uno se fue enterando. Antes yo era un niño que veía que jugaba entre medio de los militares y me sentía cuidado por ellos. Entonces, no, no tenía esa visión. Es como una anécdota que yo podía contar del día del plebiscito como el contexto general de la época.

Me acordé otra cosa. Mi papá con mi mamá, como mi papá, era militar, fue obligado. No creo que haya sido obligado. Yo creo que igual fue por voluntad propia, pero una gran, gran manifestación que es hoy, me acuerdo que yo lo ví por la tele a favor de Pinochet. Te acuerdas? Que fue mucha gente y como que se vio muy, muy masivo. Entonces, claro, mi papá me confesó ahí que en el fondo esa gente que estaba ahí eran los milicos y la familia de los milicos, como incentivada por como casi como una, como una orden militar, de que había que ir a la manifestación vestido de civil y con la familia para apoyar a la dictadura. Y ahí me acuerdo haber visto por primera vez carteles en un palo, con un palo, con un cartel de Pinocho, de Pinochet y la Lucía y la vieja Lucía en el baño de mi casa, ahí como que llegaron después de la marcha, quedaron ahí, cachai? Y bueno, en mi casa estaba todo consternado y mi papas estaban súper mal. Se están separando y fue en ese año 88, 87, 88, 89. Yo creo que en el 88 se separaron un doble final claro. Y de hecho el final de la dictadura lo viví pensando en que mi papá ya se había separado para siempre, ya no habíamos ido a vivir a otra casa y en un festejo pues [other speaker] ¿tu teniai como 9 o 10 años? Claro como 9 o 10 años. Yo en en cuarto, quinto básico, estaba claro, por ahí. Ya sabía leer, ya sabía leer, sabía lo que decía, los carteles y todo eso. Ya entendía. Ahí entendí hartas cosas