Bueno, yo, estamos hablando del plebiscito del 88. Yo voy a hacer un poco más de historia hacia atrás, porque en el fondo yo participé en una, en una organización que se llamaba La Cruzada por la Participación Ciudadana. Esta iniciativa comienza en enero del 88, liderado por una persona como la Mónica Jiménez, que fue una persona, un líder de opinión muy importante en el país. Además, una mujer muy ligada a la Iglesia. Entonces eso era importante en ese momento, porque la Iglesia en ese momento en Chile tenía un rol y un prestigio muy importante. Y ella crea esta, la Cruzada por la participación ciudadana y convoca una serie de personas. Y la idea era crear una red de voluntarios a nivel de todo Chile para que se hiciera educación cívica. En el fondo se pudiera trabajar con la gente sobre los derechos y deberes de los ciudadanos. Pongamos en el contexto que estábamos en plena dictadura, había mucho susto y mucha desinformación y además mucha ignorancia. Después de tener 17 años de dictadura, y 16 en ese tiempo, o sea, entre el susto, los temores, la represión, cómo los medios de comunicación, no había educación si, no había nada, entonces toda la gente estaba un poco el nivel de ignorancia y susto era muy grande. Bueno, el tema es que crean esta, esta, esta fundación que después terminó en una fundación que se llama Participa, pero en ese momento era la Cruzada por la participación ciudadana y yo soy convocada como voluntaria porque la idea era crear una red de voluntarios en todo Chile. A mí, a nivel de las comunas, de las regiones y generando distintos espacios.
Y bueno, yo entro como voluntario y en el mes de marzo me piden que si me puedo ir a trabajar con ellos con dedicación exclusiva como supervisora, o sea, las personas que formamos y que captamos voluntarios a nivel de todo Chile. Y lo que nosotros, a mí me tocó desempeñarme en toda la zona norte de Santiago, desde Recoleta hasta Til-Til, y además yo tenía Las Condes porque yo vivía acá y todo. Y bueno, está, esto, empezamos a funcionar todo, buscabamos voluntarios, pero a la vez gente que hiciera cabeza de serie en cada una de las comunas, de las regiones a la vez nosotros lo formábamos, teníamos cursos de capacitación los fines de semana en Punta de Tralca, en la Casa Retiro de las monjas, que seguramente todos han escuchado hablar, que fue el epicentro de muchas cosas, tanto de la gente del NO que se juntaban. Nosotros nos pegabamos una maratón de 200 voluntarios un fin de semana y nos mandábamos un mes entero fines de semana haciendo capacitación. Porque la idea era en el fondo, lo más importante era lograr nosotros a través de nuestros voluntarios, hacer actividades para que la gente perdiera el susto y aprendiera a votar. Entonces era muy importante la formación que nosotros hacíamos, porque por un lado tenía que ser muy didáctico, pero a la vez la gente tenía que ser con un espíritu bastante, en el fondo de, que yo te diría de buscar consensos.
Nosotros no buscábamos directamente que la gente votara por una postura o por otra, sino que lo importante para nosotros era que la gente se atreviera el día, el 5 de octubre, que iba a ser la votación, se atreviera ir a votar y votara correctamente. Como una manera, ya que los partidos políticos estaban preocupados de las opciones del Si y el No. Ahora, no obstante, yo no conocía a nadie en la cruzada que fuera del Si, voy a ser bien honesta, sino que éramos todos con una orientación clara hacia el No. Bueno, y esa experiencia fue muy bonita porque a uno le toca conocer mucha gente y vivir muchas experiencias, importantes. Además, yo te contaba, yo por un lado yo era supervisora aquí en Las Condes, en la cual tú te dabas cuenta de que, bueno, aquí está, siempre ha estado el poder político económico en estas comunas, entonces la gente era bastante menos temerosa que las zonas populares como de la zona norte. Bueno, yo finalmente me dejé las Conde y me fui full a trabajar en todo lo que era la zona norte de Santiago, haciendo seminarios, cursos.
Era bien divertido, porque Aquí en Las Condes tú querías juntar un grupo de personas y era súper fácil porque te invitaban las casas, no había mucho temor. En la zona norte no. Yo tuve que hacer todo un trabajo de de conversaciones y de convencer a la Iglesia, a gente de la Iglesia, cosa que me abrieran las parroquias para poder usar los espacios comunitarios de esto en cada una de las comunas. De hecho, en la comuna de Conchalí, el párroco de ahí fue fue muy, de Recoleta y Conchalí, fue muy importante para mí porque él fue una persona que me apoyó mucho en las distintas actividades. Y bueno, durante imagínate desde marzo hasta diciembre estuvimos trabajando full en lo que era la formación de voluntarios y a la vez llegar a la ciudadanía, enseñarles a botar, a perder el miedo. Había mucho, mucho miedo. Y bueno, ya en diciembre a nosotros nos pidieron que participáramos en lo que era como gente de la cruzada, en lo que fue el conteo, el el comité de elecciones libres, donde se hizo el conteo rápido, que yo creo que fue el elemento fundamental para que finalmente el general Matthei de la aviación reconociera que había ganado el NO, porque en ese momento se dieron situaciones de mucha atención. Bueno, pero después te cuento eso.
Y bueno, mi labor era era en el fondo, por un lado mi casa se convirtió en la casa del conteo rápido de Las Condes y ahí mi padre, mi hermano, recibía las papeletas, tenían fotocopiadora, fax. En ese tiempo uno funcionaba bien precariamente en términos tecnológicos, la gente llegaba. Por que lo que consistía era que a nosotros nos dieron, por la metodología que tenía, nos dieron determinadas mesas en determinados centros de votación. Entonces nosotros teníamos que, bueno, buscar gente, voluntarios que estuvieran en el momento del conteo. En esas mesas, que anotaran en un papelito los resultados. Esos resultados los anotaban después en una papeleta más establecida. Esa papeleta por un lado la entregaban para para una casa determinada en la comuna o varias casas. Si llevaba la papeleta, esa papeleta, los resultados de esa mesa eran transmitidos vía fax, vía telefónica y a la vez te entregaban. A mí me tocó estar a cargo de toda la zona norte de Santiago hasta Til-Til, a la persona a cargo de la papeleta original para resguardarla también. Era todo, imagínate; fue una cosa muy, muy épica, muy, muy importante para nosotros. O sea yo, yo recuerdo ese día como me desperté muy temprano, fui a votar y después de eso, bueno, me dediqué a mí, a mi rol, a mi función. Y yo siempre pienso un poco a ver, un poco inconsciente uno, pero a la vez, por otro lado, tremendamente vitalizada, pensando que uno estaba en un momento crucial para el país y que estábamos en el fondo contribuyendo de una manera muy simple y muy pequeñita a la posibilidad del retorno a la democracia. O sea, además era un hecho histórico. Imagínate volver, tener la posibilidad que hasta ese momento ganara el no o no, no sabíamos qué iba a pasar, pero nosotros éramos unos convencidos de que esta era la manera de retornar a la democracia.
Yo creo que el mundo nos veía en ese tiempo como bien ingenuos a todos nosotros. Derrocar una dictadura a través del voto y la papeleta era como bien, bien inédito, nada. Pero bueno, teníamos la vitalidad. Además, el convencimiento de que no queríamos más derramamiento de sangre en este país. O sea, yo creo que que todos buscábamos la mejor manera de salir de esta dictadura que que fue super tremenda. O Sea, yo fui dirigente estudiantil universitaria y mi experiencias fueron muy duras. Lo viví como dirigente, amigos que hoy día no están, amigos presos, entonces no era una cosa. Además, yo era dirigente estudiantil en el Pedagógico de la Universidad de Chile, lo que era la Universidad Metropolitana después de la intervención militar. Entonces yo también había tenido una experiencia previa bastante importante y fuerte. Pero mi convencimiento era, era que había que jugársela por el retorno de la democracia de una manera pacífica. Bueno, y en eso estábamos.
El día mismo fue bueno, como te decía, yo me levanté muy temprano. Yo creo que fui una de las primeras personas que estaba en la mesa de votación para para emitir mi voto y de ahí e irme a la oficina y luego ahi en la oficina, esperar hasta ya cuando uno tenia que empezar a; lo primero que hicimos en la mañana, ir a los lugares de votación de las comunas donde nosotros trabajamos, a ver que se hubieran constituido en las mesas y que de alguna manera todo fuera marchando con una cierta normalidad de lo que podía ser el momento. De hecho, ahí tenemos una amiga en común que es la Meg, que a mí me sirvió mucho, porque Meg me acompañó, yo ahí la conocí y como ella era observadora internacional, eso me permitió poder entrar a los locales de votación en algunos momentos con el apoyo de ella, con la con su credencial y apoyándola. Entonces eso me permitió en un momento poder hacer mi función bastante más, más fácil. Ahora era bien impresionante, porque en el fondo tú habías constituido, habías constituido si, construido si una red de voluntarios que tú tenías gente en todos los locales de votación, entonces llegabas entre el temor de que te pillaran, psero a la vez el ímpetu de sacar esta tarea. Y era entre clandestino ehh, mira, yo creo que ese día yo viví con la adrenalina y todos vivimos con la adrenalina todo el día, porque era como que en algunos momentos como que te mirabas hacía una seña. Está todo bien, no está todo mal. Bueno, primero constatar que las cosas se estaban dando si veíamos alguna irregularidad, contactar e informar en alguna parte, ver luego que ya estaban, constituidos los locales de votación y que tú ya tenías como una ratificación de eso visual, esperar allá al momento que se diera la la votación y esperar al momento del conteo, que era el momento más importante de esto.
Y yo me acuerdo que volví a la oficina y volvimos con nuestra amiga mutua Meg y todo. Y bueno, ya en la tarde y además ya era una situación un poquito más de peligro, salir a estos lugares de votación a ver cómo se estaban realizando el conteo mismo de los votos y al mismo tiempo coordinar que lo que habíamos establecido en términos de las entregas de la información, que llegaran a los lugares que teníamos nosotros, de acopio de la información que se fuera dando y supervisando eso, recorriendo todos los territorios. Bueno, tú conoces Chile, entonces tú sabes lo que puede significar recorrer desde Recoleta hasta Til Til. Adiós, gracias, yo contaba con con un auto facilitado por mi familia, entonces yo me podía desplazar, pero era era. Además, en ese tiempo las carreteras eran de un sentido. No, no, no, era una pista para cada sentido. O Sea era todo. Estamos hablando de, no el Chile de hoy, sino que el Chile de los de los 80, que era con pistas con unas carreteras, pistas, caminos rurales y todo. Bueno, y ese evento, yo creo que, bueno, yo en lo personal. De repente uno piensa y dice que uno era inconsciente y lo viví como cómo inconscientemente. O sea, lo único que yo quería era que esto resultara.
Bueno y finalmente empezaron el conteo de los votos. Bueno, la historia de lo relatado no fue, no fue fácil, fue tenso. Hubo partes en la cual fueron muy tensos. Además, bueno, nosotros teníamos apoderados de las distintas tanto del Sí y del No y cada uno de las de las mesas de votación. Lo que si yo te puedo decir, Jennifer, es que la gente estaba absolutamente volcada a esta tarea, fuera por el sí, o por el no, pero yo te puedo decir, la gente del no estaban absolutamente volcadas con una; era súper emocionante ver lo que pasaba, lo que se sentía. Que si bien había una tensión muy grande, a la vez, había como una esperanza de que esto nos iba a a ayudar a retornar a la democracia. Entonces tú te reconocías por los ojos de que lo quieras, en que lo que estaba con las miradas, las formas, todo el mundo te trataba de apoyar. Yo me acuerdo de los voluntarios a la hora de almuerzo y que me veían por ahí un sanguchito para que coma algo. Era una cosa muy, muy potente, muy potente, muy potente. Bueno, y ese día, como te digo, se empezaron a cerrar las mesas, empezamos a entregar la información en los centros de acopio de información. Yo, como te decía yo en lo personal me me me estaba desplazando por la zona norte de Santiago y era Recoleta, Conchalí, Lampa, Til Til, Independencia, toda esas partes. Y a la vez me entregaban a mí las papeletas originales para que yo las llevara, las trajera al centro de Santiago, no alrededor del centro de Santiago, donde teníamos una casa de seguridad, donde se estaban recolectando toda la información, por qué iba a ser, en el fondo también es importante, porque era era la muestra fiel de los resultados que habían pasado.
Bueno, y estábamos en esto, cerrando las mesas, recopilando la información y toda la cosa ahí. Y claramente se veía una tendencia definida por el No, en los conteos y todo. Y bueno, en ese momento, en un momento los militares decidieron cerrar el centro Santiago. Lo acordonaron, acordonaron en el centro de Santiago. Bueno, yo me acuerdo que yo ya venía de vuelta y venía con las papeletas, era muchas papeletas, venía sola en mi auto y esas cosas que uno de repente, no, tú no me preguntes por qué dije puedo tener problemas y paré el auto y me puse todas las papeletas dentro de mi cuerpo, adentro la ropa, me entiendes tú? Andaba con bluejines todo, y me puse las papeletas en todas partes de mi cuerpo, adentro el cuerpo, porque tú no me digas qué fue lo que me pasó. Y yo me acuerdo entrando ahí a Pio Nono para cruzar el puente Pío Nono me agarra una patrulla de, me para, una patrulla militar y me pide que me baje. Yo que sabía que tenía mis papeletas, yo sentía todo en mi cuerpo, entonces mi corazón sentía como clac, clac, clac, clac. Bueno, y estos tipos me sacaron los asientos del auto, me revisaron el motor, me revisaron todo el auto, sacaron todo, todo, no encontraron nada porque yo tenía todo mi cuerpo, y ahí me dijeron que podía seguir. Yo me acuerdo de que me subí a mi auto, cruzo el puente Pío Nono y en un momento paró y me largué a llorar porque la tensión y todo, pero todo había saltado esto. Y ahí llegar al lugar y entregar las papeletas y esperar en la oficina de nosotros que quedaba ahí en Vicuña Mackenna, en Almirante Simpson y empezar a ver cómo se empezaba a desarrollar todo esto, cumplida mi trabajo y cómo se empezaba a desarrollar, este, el desenlace de esto.
Ahora yo me acuerdo que en la mañana, cuando yo llegué a la a la oficina, había muchos observadores internacionales en la oficina que se iban a desplazar a distintas partes y todo. Y me acuerdo que ellos estaban súper asustados, estaban muy asustado de lo que podía pasar y cuando yo vuelvo ya era la tarde. Te estoy hablando ocho de la tarde, nueve de la noche, una cosa así. Estos observadores estaban y estaban cada vez más asustados y más tensos de que aquí, bueno, porque habían acordonado el centro. Imagínate. Y ahí pasa que con este conteo, el conteo rápido del cel y que ya tenía una muestra que era absolutamente cierta. Yo creo que eso hace que el general Matthei, el general de la aviación, porque hasta ese momento el Gobierno no daba resultado oficial, estaba todo silenciado, silenciado, silenciado. Nosotros sabíamos que íbamos ganando, pero todo era silenciado. Bueno, y ahí el general Matthei en una en una entrevista, reconoce que que parece que va ganando el no. Y ahí tú te imaginas lo que lo que empieza a pasar, movimientos de tropas, movimiento de todo. Y sí yo tengo el recuerdo que ya cuando ya se da por por ganado el No, salí, yo no me acuerdo qué hora es, pero era de madrugada, 1 de la mañana, 2 de la mañana, desde la oficina salir, los que estábamos allá que habían sido, éramos todos los que habíamos trabajado durante todo este período, y caminar por la Alameda, caminar por la Alameda celebrando el triunfo. Eso fue, fue mágico, fue, fue potente. Era la sensación como de estar viviendo algo que no era real. Eso fue el día mismo. Eso fue el mismo día. Mi día mismo.
A mí me emociona, me emociona todo lo vivido de ese año 88 porque. Y logramos derrocar a la dictadura en forma pacífica, sabiendo que hubo costos y hubo. Hubo mucha gente que se quedó en el camino, la perdimos, digamos. Pero era súper potente vivir eso, sea haber logrado el retorno a la democracia a través de las urnas y de verdad todo ese año haber estado trabajando en que la gente perdiera el miedo. La gente tenía mucho miedo, no se atrevía a decir nada a nosotros. Por eso nosotros lo que hacíamos era enseñarles, sólo votar sin hablar de la opción o la preferencia, sino que perdieran el susto y se atrevieran ese día a ir a votar, que era un derecho el que tenían. Yo digo para todo el trabajo voluntariado, nosotros al final tuvimos como un millón de voluntarios a eso, fue súper potente a nivel de todo Chile, si es que mas han unido en dos, una cosa así. Pero el poder lograr eso significó un trabajo súper grande, porque la gente y con justa razón, tenía mucha desconfianza, mucho susto, era mucho de todo. Entonces lo vivido era muy potente, muy potente. O sea, tú te sentías parte de la historia. Te sentías como una persona que había colaborado mínimamente, pero había colaborado a escribir la historia. Y que esa historia de un retorno pacífico se concretará. Eso era muy potente, muy potente, porque yo creo que ningún pueblo quiere quiere guerra civil ni espera muerte. No po. Los pueblos no quieren eso a los pueblos, quieren poder resolver las cosas de la manera más pacífica posible.