Yo prefiero contarte el día en que salió el primer capítulo de la franja. Nosotros llevábamos alrededor de 15 días trabajando en la productora donde estaban los equipos, donde estaba el estudio y donde estaba la sala de edición en la que estábamos haciendo los programas, editando los programas del No. Y nosotros trabajábamos muy intensamente porque estábamos absolutamente atrasados con respecto a lo que queríamos hacer y cómo lograrlo, etc. Y por lo tanto trabajábamos 20 horas diarias, que era como el horario normal. Cuando tú entrabas allí podías encontrarte con gente que estaba durmiendo en los pasillos, sobre un sillón, en un sofá. Dormían una, dos, tres horas, se levantaban, volvían a trabajar, etc. Por lo tanto, era una situación muy intensa. Ya una situación de trabajo muy intensa, si tú a eso le agregas el hecho de que vivíamos en un régimen muy autoritario y que nosotros éramos de la oposición, a ese régimen, la tensión era muy fuerte. Y ese día en que fue el primer día que salió nuestro programa, hasta el último nosotros tenemos alguna preocupación y yo diría hasta temor de que el programa fuera a ser prohibido en el último momento; a que se suspendiera el plebiscito, a que se suspendiera el programa, o sea cualquier cosa. Podían incluso tomar preso a alguna gente. O sea, teníamos un gobierno dictatorial, pero que además como todo gobierno dictatorial era muy caprichoso. Hacia lo que quería en el momento que quería, sin ninguna planificación anterior, ni aviso por supuesto. Por lo tanto, yo diría que el día más emocionante fue el día en que vimos aparecer el programa al aire. Y esto fue en la sala de edición, que era una sala grande con mucha maquinaria, donde estábamos todos agolpados porque allí estaban los monitores grandes de televisión. Entonces, pudimos ver a este programa que aparecía, y fue un grito colectivo el que se produjo allí apenas apareció la primera imagen del programa y dijimos “Ya ok, estamos al aire.” Y yo creo que en todo el proceso del plebiscito probablemente, es el momento más emocionante que me tocó vivir.
A ver, a mí me tocó una tarea muy especial dentro de mis deberes, dentro de la franja. A mí me tocó trabajar la imagen de Pinochet, entonces, y para mí eso fue un placer. Fue un desafío y un gran placer porque en el primer capítulo de la franja apareció una pieza en la cual los cuatro miembros de la junta entran al Ministerio de Defensa y ellos entran con un paso muy marcial. Y entonces, yo me di pequeños placeres que son sutiles digamos pero que, tratando de entender el lenguaje militar, eran muy agresivos. Y es de que a los cuatro los hice entrar con El Danubio Azul, o sea con un vals, en vez de una marcha militar. Y ese tipo de pequeños regocijos así que son, yo creo que son muy mezquinos al mismo tiempo, pero que al final son los pequeños regocijos que uno se da, esos me los di durante varios programas.
Bueno, por ejemplo, cuando comparaba a Pinochet de civil con el Pinochet de uniforme la posibilidad de partirlo por la mitad, era una manera de cercenarlo. El juntarlo era una especie de placer quirúrgico como Frankenstein, como armar un Frankenstein así pero con la misma persona. Y después como no querían mantenerlo mucho tiempo en pantalla, lo que se decía lo empezaba a escribir encima de él con letras blancas y negras que fueran muy gruesas cosa que le taparan. Hay varias imagines de él donde se escribe la palabra “No” con una brocha. Yo me preocupaba de que la segunda vertical de la “N” le cayera justo en la mitad de la cara para taparlo, o sea eran pequeños placeres así, que sí, nadie se iba a dar cuenta, pero si era una emoción, una pequeña venganza que tenía yo con Pinochet.
O sea, yo pienso que uno de los grandes éxitos políticamente que tuvo la franja fue el hacer más prosaico el poder, el rebajarlo, el quitarle la omnipotencia, los oropeles. O sea, es como tener al “gran héroe” entre comillas ahí delante y que sus medallas fueran cayéndose. Era como atenuarlo de alguna manera. Yo le pedí a una productora que fuera a una de las sedes del Sí a conseguir material y obviamente no quería ir porque la gente estaba trabajando allí por convicciones políticas también. Entonces, pedirles que fueran…las productoras en general, o los productores, son gente muy valiente, van a cualquier parte. Son corajudos. O sea, uno les pide que le pregunte algo a una persona, van y le preguntan, uno que busque un elefante rosado, se encuentran a un elefante, lo pintan rosado, les dan lo mismo. O sea, hay gente muy ágiles en ese sentido, pero había una gran resistencia a ir a una sede del Sí, porque además somos un país chico y que alguien viera entrando al Sí, le producía muchísimo más pudor que cualquier otro encargo que le hubieran hecho antes. Entonces, con mucha resistencia fue a este lugar y la verdad es que yo quería chapitas, las reglas, la musica, algunos afiches para el SI. Pero no me llegó con una cantidad de fotos, así como fotos oficiales de Pinochet, de su mujer, y todo eso que era fantástico. Y sale esta foto en la que Pinochet está de pie con una cámara que está puesta un poco más baja que él para darle mayor presencia, vestido de gala, con un uniforme que es ridículo, porque es como napoleónico, como Prusiano, pero como de las fines del 17, principio del 18. Con este sable, con sus dos manos sobre el sable, etc. Entonces, allí le empezamos a llamar nombres y de pronto se nos ocurrió buscar cuáles eran los verdaderos títulos que tenía él y encontramos esa cantidad de títulos que era, ese es como el 10% de los títulos que tenía él, y elegimos algunos que nos aparecian más graciosos. Pero tenía una cantidad de títulos porque lo habían nombrado hijo ilustre de un montón de ciudades y de pueblos porque, o sea tenía miles de títulos. Entonces, partimos por los pies, nos fuimos con la cámara subiendo como develando de quién se trataba. Ya por las rodillas uno ya sabía. Hasta que llegamos arriba a la cara y tratamos de torcer el cuento de ir de títulos, que eran reales hasta inventarle, nosotros los títulos que eran…bueno candidato único era, pero después el candidato perdedor. Entonces, bajarlo y sacarlo hacia abajo de la pantalla también era para mi un placer. Bajarlo y dejarlo un color un poco como lila/morado, fue también un placer hacerlo.
Bueno, hay dos cosas, por un lado que se dice de que la campaña y la franja prometió la alegría. Yo no sé si fue una promesa. O sea, yo creo que no fue estrictamente una promesa, yo creo que fue más un anuncio. Si esto sucede vamos a estar más alegre. Osea, eso nos va a contentar, eso nos va a alegrar. Pero la gente la tomó como una promesa y hay que aceptarlo. Y yo creo que sí, el fin de la dictadura produjo una gran alegría en el país y que la gente lo celebró muchísimo. Yo creo que la gente del No celebró tanto el No que incluso gente del Sí empezó a celebrarlo porque era un momento de mucha alegría porque hubo un momento de mucha cercanía de la gente. Fue un concepto muy amplio que unió a gente de muy diferentes opiniones, de diferentes posiciones políticas, etc. Y que incluso incorporó a gente que había votado que Sí, digamos. Pero después esta “promesa” de la alegría empezó a usarse políticamente como para reclamar en contra de los nuevos gobiernos democráticos. Y yo creo que, reclamos que me parecen absolutamente legítimos, y a decir de que la alegría no había llegado, y de que “cuando llego la alegria porque se me pasó por el lado, no me di cuenta”, etc. Y pienso que si, tienen todo el derecho de hacerlo, pero a mi me gusta hacer una distinción. Nosotros nunca hablamos de que la felicidad iba a llegar. Y yo siento que cuando están reclamando de que no llegó la alegría, se están refiriendo más a la felicidad que a la alegría. Y la felicidad, nos pasaremos de esta generación y de todas las generaciones que vienen buscándola, pero no la vamos a encontrar nunca, pero no importa. Hacia allá vamos. Es un concepto muy superior, digamos, la alegría. Pero si, yo hago la distinción entre la alegría y la felicidad. La gente reclama mucho también porque la franja parece con mucha presencia en detrimento de otras acciones políticas que existieron antes o durante. Y yo creo que es así porque aunque en la franja se dio cuenta de todos los movimientos sociales anteriores se dio cuenta de los desaparecidos, se dio cuenta de las luchas, se dio cuenta de las concentraciones que se hicieron, se dio cuenta de las protestas que habían, etc., en la franja, lo más que se recuerda es la parte más bonita, la parte en colores, la parte en blanco y negro no se recuerda tanto. Y por lo tanto, se rodea la franja de un barniz de frivolidad, y por eso se critica de que la franja se le de tanta importancia durante este cuento.
Yo creo que todo lo que se hizo en Chile tuvo una importancia vital en el resultado del plebiscito. Yo creo que toda la oposición que se hizo a la dictadura, el resultado fue el plebiscito, y yo incluyo en eso a la lucha armada que se dio también en el país. O sea, yo creo que pretender descuartizar ese animal, digamos, de la oposición a la dictadura me parece muy pretencioso es como decir, “si, o sea, esta pierna entonces no la consideramos.” ¿Y como caminaba si no tenía pierna? Pienso que eso es importante. Ahora, esto fue una maratón de 15 años, y los últimos 100 metros fueron la franja. Y yo creo que alli es donde se dio, o sea, la franja fue justo lo anterior al resultado del plebiscito y por eso se destaca tanto. O sea, pero la maratón completa empezo 15 años antes y entonces cada uno de los pasos que dieron los corredores de esa maratón fueron importantes. Un tropiezo y se habría caído el corredor, pero los últimos 100 metros es donde uno siempre pone la atención en quién va a ganar la carrera.
Yo creo que el 5 de octubre, sí no ha tenido las celebraciones que uno podría haber esperado en ese momento. Pero en algunas medidas estoy de acuerdo aunque no las tenga. Yo creo que el haber ganado ese plebiscito, lo que hizo fue que volviéramos un poco a la normalidad. Y por lo tanto, me parece bien que no haya una permanente, yo creo que si tiene que haber un recuerdo o una presencia de que eso no vuelva a ocurrir, porque es un peligro enorme para la sociedad, pero no creo que haya que estar celebrando cada año el plebiscito.