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Millaray Jopia

El recuerdo que tengo yo del plebiscito del año 88, estábamos en Concepción. Después de 17 años sin una elección libre, digamos, todos estábamos expectantes. El día 4 era como oye, ¿qué vas a hacer? ¿Cómo va a salir la cosa? Y todos estábamos así, como excitados después de tantos años de estar en dictadura. Esperábamos ansiosos ese día. Bueno, lo esperábamos. Y llegó. Llegó el 5 de octubre. Salimos a votar. Yo vivo en Concepción, en San Pedro, y mi casa queda cerca de un local de votación, de un colegio. Ya eran como las, fuimos a votar temprano. Después llegamos, almorzamos así todos nerviosos. Tranquilos-nerviosos, porque sabíamos que habíamos ido a cuanta asamblea o cosa para ver cómo estábamos en el Sí Y el No. Se notaba que ganaba el No, pero nadie sabía qué futuro nos esperaba. Con los militares en el poder, pensamos que podían hacer fraude. Llegó el 5, fuimos a votar y después en la tarde todos mirábamos por la ventana que pasaba. Y la gente realmente estaba contenta en mi antejardín, se tiraban después de votar porque hizo un día realmente bonito y caluroso, se servían helados. La gente estaba, realmente, cómo andaba de paseo. Entonces se notaba que la gente estaba contenta, pero de adentro, no una contenta, contenta la gente así porque si no, contenta porque algo podría pasar y cambiar el rumbo del destino de Chile. 

Ya después terminaron, empezó el recuento como a las 10 más o menos de la noche, porque fue muy largo ese día y empezamos a notar en la televisión que aparecía el Sí, el sí, el sí. Y de repente, como a las 11 y media, cerca de las 12, se juntaron, ya era inminente que ganaba el sí, pero se juntaron el Fernández y yo me acuerdo el ministro del Interior, estaba con todos los miembros de la Junta y Cardemíl. Habían varios personajes negros de ese tiempo. Entonces dijeron “Bueno, en realidad aquí no podemos”. No sé. Pues uno piensa que dijeron eso, pero no sé. Querían engañarnos, pero no pudieron lograrlo. Entonces, como a las 12:20 más o menos, los miembros de la Junta reconocen que había ganado el NO. Para qué decir, como saltabamos de alegría, al fin se terminaba un periodo tan negro de la Junta. Nuestras vidas se habían estancado. Empezamos a vivir nuevamente. Al día siguiente todo el mundo celebraba. Todo el mundo se llamaba por teléfono. En ese tiempo no había celulares, entonces los teléfonos colapsan de tanto llamarse, felicitarse al fin, al fin. Mucha gente lloraba. Yo, todos lloramos, yo creo de emoción, de saber que al fin la Junta se iba a ir.