Ximena Abogabir

Sentías que estabas en una causa tan importante…y también en el contexto del fin de la Guerra Fría que también ocurría por esos entonces, en que el mundo se veía que podía cambiar. Y el fin de la Union Soviética, y el muro de Berlín y nuestro plebiscito, son dos partes de la misma corriente en que ciudadanos comunes y corrientes podían hacer la diferencia.

 

Transcripción

Bueno yo creo que, para la mayoría de los chilenos, ese es un día que equivale a los terremotos, que siempre recordamos dónde estabas o lo que estaba pasando porque son días que te marcan y te impregnan a tu vida y que tu estás permanentemente recordando y te gusta hablar de ello, ¿no? Para mí en lo personal, ese evento y los días previos probablemente es de los momentos más emocionantes de mi vida. Porque sentí a la comunidad, sentí una vibración en que cada uno era un héroe, un héroe anónimo, que en alguna manera se arriesgaba por lo que se estaba ocurriendo, pero porque realmente sentía que era una cosa de las cosas más importantes que iba a hacer en su vida, que era acudir ese día y marcar tu voto, ¿no? Pero también, el lado oscuro, y bueno, las complicidades que se producían. Yo recuerdo que yo pertenecí a una campaña Compartiendo la Mesa que apoyábamos a las ollas comunes de mujeres que no tenían qué comer. Había un veintitantos por ciento de cesantía, por lo tanto las mujeres pedían dinero, más bien pedían restos de comida en la feria, restos de verdura y fruta, y cocinaban todas juntas, y después las familias llegaban con su ollita y con mucha dignidad se retiraban y servían un almuerzo en su casa. No comían allí, era muy digno eso ¿no? Pero también, recolectábamos dinero para poder apoyarlos en otros alimentos, y cuando iba el voluntario era voluntario de Compartiendo la Mesa en una oficina, no decía quien era, no decía para qué era, simplemente la gente se miraba a los ojos, un minuto de silencio, y llegaba a veces muy poquito dinero pero tú sentías que estabas en una causa tan importante, que en estos casos que era una familia chilena podría comer. Entonces en ese contexto, y también en el contexto del fin de la Guerra Fría que también ocurría por esos entonces, en que el mundo se veía que podía cambiar. Y el fin de la Union Soviética, y el muro de Berlín y nuestro plebiscito, son dos partes de la misma corriente en que ciudadanos comunes y corrientes podían hacer la diferencia.

Yo creo que las cosas más lindas de la campaña fue haber empoderado al ciudadano de pie, porque sabíamos que una cosa eran los dirigentes, la gente que estaba pensando en la campaña, pero sabíamos que el poder estaba en cada uno de nosotros. Creo que también es un mensaje que deja el fin de la Guerra Fría, que los destinos del mundo no los juegan los gobernantes necesariamente, sino que es el sentir ciudadano, y que por lo tanto, uno no es una gota de agua, que se pierde en el mar, sino que somos una gota de agua que formamos la ola de cambio. Yo cada vez que veo la franja me emociono porque además esa gente jugó su pellejo, en ese minuto de atreverse, de ser la jirafa que levanta su cuello en una multitud que estaba más bien tratando de esconderse para que nadie sospechará de ti y te callara todo el rigor de la dictadura, no? Entonces, la gente que actuó en esa franja, realmente se expuso y se expuso mucho, pero yo creo que el tono de optimismo, de todas las posibilidades que podían venir, que podíamos ocupar el espacio público, que podíamos ser irreverentes, que nos encontrábamos y nos abrazábamos con alegría. Yo creo que todo este tipo de mensajes fue muy importante sobre todo para una generación joven, a para quien el espacio público se había tornado peligroso. Por lo tanto, la gente tendía a recluirse en su casa y ojalá que nadie se enterara de lo que había detrás de la puerta de tu casa. Entonces, al salir y expandirse, y con alegría y con humor, pero sobre todo con mucho amor, y amor por el colectivo, yo creo que eso fue maravilloso.

Mis tres hijos inciden en política pública, los tres agradecen tanto la oportunidad, de a diferencia sus compañeros de generación, en que en nuestra casa se hablaba de estas cosas. Nosotros recibíamos material auto-visual y escrito sobre lo que se estaba ocurriendo, de Teleanálisis, de claro de todos los vídeos que se hacían, de las revistas, éramos subscriptores claro, y era muy raro. Mi hija, por ejemplo, era compañera, de curso de dos dirigentes democráticos cristianas, y en todo sus cursos eran las únicas tres niñitas que estaban para el No. Y me acuerdo que ella en un acto poético pintó el No en todos los postes de la cuadra, especialmente el que estaba en frente de nuestra casa. ¿Y yo como le explicaba a una niña, que lo que ella estaba haciendo era bastante riesgoso? O sea, bueno, tu estaabas señalando que ese hogar era por el No, y claramente eso era riesgoso en ese minuto. Que a la medida de las posibilidades cada uno nos involucrábamos. Eso es algo que marcó a mis hijos. Eso fue lo que para mí fue ese día.

Y el lado oscuro, por cierto, fue cuando cayó la tarde, y oscureció y estábamos todos pegados a la televisión y veíamos algo así como el corre caminos o un mono animado y pasaban los minutos y nosotros de alguna manera todos adivinábamos lo que se estaba en ese minuto discutiendo y que era nada más ni nada menos que una nueva guerra civil. Por lo tanto, profundo alivio por cierto cuando el General Matthei entra en la moneda y dice “Ganó el No.” Estábamos en la casa en la familia, y por supuesto salimos después salimos a celebrar, y que como en ese entonces salíamos a cacerolear para manifestar nuestra posición, aquí era para conquistar algo que sabíamos que era tan importante para todos los Chilenos, como era el regreso de la democracia.

Bueno, el día siguiente me imagino yo como cuando el pintor se para frente a un lienzo en blanco y tiene todas la paleta de colores, sentir eso no. De tener todas las paletas de colores, y que ahora de lo que cada uno dibujara en ese lienzo era lo que hacíamos realidad, lo que fue el eslogan “La alegría ya viene.” Yo creo que todos los chilenos somos un poquito mal agradecidos, sin duda la alegría podía hacer mejor, el tema de la recuperación económica sin duda, que podría haber sido más rápido. Sin duda que también podríamos tratar en preservar más ese sentido comunitario y no dejar que nos impregnara el individualismo. Que es algo que nos occurrió a los chilenos. Pero a pesar de entender que podría hacer mejor, yo creo que el paso que dimos fue un ejemplo para el mundo. De cómo con un lápiz tu podrías deshacerte de una tiranía que fue muy dura.