Guillo

Después de la votación me fui ahí al edificio Diego Portales a esperar los cómputos ya por parte de la dictadura. Me tocó ver ahí cuando dilataban y dilataban las cosas. Y había gran expectación, conversábamos ahí con los periodistas: «oye, pero está cuestión es rara, capaz que desconozcan algún resultado. Puede venir otro golpe». Yo le decía: «no, ¿cómo se te ocurre? Sería ya el desprestigio máximo. Tienen a todos encima, para que hagan esto». Y hacíamos bromas: «llega la Unión Soviética o llega Estados Unidos a invadirnos, ¡porque no puede ser!»