Yo no participé en ninguna celebración. Me vine a mi casa porque tenía un sentimiento de tristeza porque se había acabado esto, que era una experiencia única de una entrega de una mística de una generosidad de la gente, de un compañerismo, de una amistad, una fraternidad muy grande que yo suponía y con buena razón, me dio la razón, perdón la redundancia, lo que ocurrió después nunca jamás como yo suponía en ese momento volvió a ocurrir algo parecido.
Bueno, durante el día hice lo que hacen todos los dirigentes: visitar mesas, recorrer los lugares de votación, etc. Y luego ya en la tarde, tarde noche cuando ya se supo del triunfo y yo no participé en ninguna celebración. Me vine a mi casa porque tenía un sentimiento de tristeza porque se había acabado esto, que era una experiencia única de una entrega de una mística de una generosidad de la gente, de un compañerismo, de una amistad, una fraternidad muy grande que yo suponía y con buena razón, me dio la razón, perdón la redundancia, lo que ocurrió después nunca jamás como yo suponía en ese momento volvió a ocurrir algo parecido. Así que yo así viví el plebiscito en octubre del ‘88.
En julio ya supimos que iba a haber plebiscito en primer lugar. En el tribunal constitucional que existía ya en ese tiempo se discutió si la ley que existía, dictada por el propio Pinochet sobre los plebiscitos, tenía vigencia – lo de la franja, por ejemplo – para esa ocasión. Y se ganó por un voto. Un voto que dijo “Si, efectivamente la ley empieza a regir ahora mismo”, o sea es válida para este plebiscito. Un sólo voto de un tipo que jamás se me ira a olvidar que se llamaba Eugenio Sommariva, ese tipo fue el que hizo el voto único, el voto que ganó de siete que eran. Así que pasan esas cosas también. Hubo una persona allí que se jugó, su testigo, un abogado, mucho prestigio y se jugo al asunto y voto y decidió, por una mayoría, que efectivamente la ley iba a regir para ese plebiscito, y por eso hubo campaña y hubo franja. Si no, no habría habido nada. Así que la historia también tiene ciertas sorpresas, como ocurrió en esa oportunidad.
Lo que pasa es que el secretario ejecutivo de la campaña me llamó a mi y me dijo, “Esta gente lleva un mes trabajando y no a llegado a ningún idea siquiera.” Me dijo, “Yo quiero que tú te hagas cargo de esto.” Bueno, le dije, ya perfectamente…y fui a una reunión de este grupo tan grande y me di cuenta inmediatamente que es lo que estaba pasando y también vi allí qué personas podían servir…bueno yo armé un grupo de cinco personas. Y nos fuimos cerca de la playa, tuvimos un fin de semana. Era un lugar que se llama La Pataguilla, un nombre rarísimo que queda no precisamente en la playa, sino que cerca. Y nosotros llevábamos como un briefing que estaba fundamentalmente orientado al idea de la inclusividad. Bueno, nosotros empezamos por lo tanto a trabajar con esa idea. Luego fue al poco andando que nos dimos cuenta que era una idea que no estaba a la altura, que no tenía el nivel de convocatoria, de emocionalidad, de lo que se requería. Era una cosa bastante racional: “El país para todos” – cosa que tu ni idea que tuvo bastante importancia después de la campaña de Patricio Aylwin donde, si, el tema de la inclusividad jugó papel – así que se hablaba el slogan de Patricio Aylwin era…no, no era el slogan, pero la idea, digamos, era “El presidente para todos los Chilenos”. Haciendo esto una contraidea de lo que era Pinochet, que no era el presidente de todos los Chilenos. Entonces, ya cuando concluimos de que por allí ese no era el camino yo puse en discusión, dije “ya mira, terminemos con esto, empecemos de cero.” Entonces, yo puse en discusión – la dinámica de estos grupos, es bastante conocida – camina para allá, camina para acá. Incluso de repente una idea contrario al anterior es la que significa un salto en la creación.
Entonces, yo puse en discusión allí en ese grupo “¿Qué pasa si gana el No?” Se empezaron a sugerir ideas. Fundamentalmente, el término de vuelve la democracia, para centrar más o menos como se expresaban las ideas que surgieron varias alli. Entonces, vuelve la democracia. Entonces, yo dije, “No, no podemos hablar de algo que vuelve, tenemos que hablar de algo que viene.” Bueno, allí entonces se produce el intercambio de ideas que es muy dinámico, muy rápido en que allí se fue formando rápidamente la idea de lo que viene. Entonces por supuesto aparecían ideas muy racionales, pero, por de pronto, por alli surgio la idea por la época del año- que viene la primavera. Entonces, claro, viene la primavera pero es una cosa muy obvia justamente por la época del año. Entonces dije, “¿Pero qué significa la primavera?” Empiezan a darse ideas sobre la primavera y allí surge la idea de que la primavera trae consigo la alegría. Bueno, ese fue el punto clave de la cuestión y allí empezamos a armar ya el detalla de la frase. La alegría viene. Viene la alegría al fin. Luego, Chile, viene la alegría. Y nos faltaba algo que entre paréntesis, a los americanos les resulta muy difícil traducirlo, que es la palabra “ya”. Bueno, allí cuando nos dimos cuenta que faltaba algo surgió la palabra “ya” que en castellano significa inminente. Es algo que va ocurriendo necesariamente y luego. Que es una palabra que tiene una complejidad muy grande y es tan simple. Por [inaudible] que tu lo tratas te traducir no tienen una palabra en inglés que signifique eso, que implique ese gran contenido de una forma tan sencilla. Bueno, con esa idea nos vinimos a Santiago. Al día siguiente, el lunes yo presente esta campaña a un grupo de políticos, un grupo específicamente de gente que eran los, gente de comunicación de los partidos. Yo llevaba unos charts escritos a mano así, imagínate en la mañana del lunes para estar a las seis de la tarde presentando una cosa muy primaria, pero fui pasando el raciocinio, el racional como se dice en publicidad, chart por chart y cuando terminé, bueno terminé con el “Chile, la alegría ya viene”, se produjo un silencio profundo y largo hasta que alguien dice…bueno esto fue en la casa de Andrés Zaldívar, esta reunión. Bueno, dice “bueno ya, muy simpático con esto pero ahora presenten la campaña.” Yo le dije, “Esta es la campaña, no hay otra campaña, no hay una opción B aqui, esta es la campaña. Voy a pasar de nuevo en cada argumento, ustedes van a tener que decir si están de acuerdo o no están de acuerdo.” Y empecé chart por chart, eran unos diez. “¿Están de acuerdo con esto?” “Si, claro esta bien”. Y así fueron siguiendo la ilación de la argumentación ellos mismos, enfrentados a este desafío. Y así, “¿Están de acuerdo o no están de acuerdo?” con cada paso que fuimos dando. Tuvimos que trabajar el lunes en la mañana justamente armando a este…porque ocurre que como la forma de trabajo que nosotros hicimos que es primeramente creativa, teníamos que inventar un racional para que justamente fuera entendido por los demás. Así que tuvimos que trabajar toda la mañana allí inventando esto; pero en fin eso llevaba a la conclusión de que el final era “Chile, la alegría ya viene.” Bueno, y allí se aprobó. Sin prejuicio de que en otras reuniones, porque hubo que hacer varias presentaciones, allí ya hasta los insultos.
Bueno, así fue la historia. Y lo que nosotros estábamos planteando una salida al futuro, un futuro luminoso. Terminar con la dictadura significaba salir adelante a un país distinto o un país democrático. Una idea que les hacía sentido a todos los Chilenos. Digamos, a la mayoría de los chilenos. Estaba implícito en esa frase todo eso. La gente entendía perfectamente que estábamos hablando. Y en eso para la música hubo un papel muy importante porque eso representaba el espíritu de todo este asunto. Allí fue una cosa curiosa también porque las reuniones se hacían en el ILET que es donde está Juan Gabriel, que era el Instituto de no sé, una cosa que se dedicaba a las relaciones internacionales. De la que fue la Concertación, a ese tiempo era la Concertación por el No. La Concertación de partidos por el NO. Esa es la superestructura política que después se puso a pasarse por la Concertación de Partidos por la Democracia. Y más bien la Concertación. Cuando Jaime de Aguirre nos presentó la música en esa oficina, bueno, lo aplaudimos. Él llevaba un boceto en fin, pero llevaba aparte la letra y allí se produjo una cosa muy fantástica, que varios de nosotros empezamos a intervenir la letra y, de hecho, Jaime tomó nota y puso porque estaba en la métrica, estaba hecha así que era muy fácil. Yo por ejemplo puse la frase “después de la tormenta siempre sale el arcoiris”. Y de allí sale…porque yo tenía fijada la idea del arcoiris. Yo no tenia idea que esa conjunción de colores tenía que ver con el movimiento de gays. Yo no sabía, no tenía idea. Pero en fin parece que tampoco nadie tenía idea aquí porque el único que sabía era el Ricardo Lagos. Y Ricardo le dio una envuelta a la cuestión. Entonces Lagos dijo esto es lo que representa la variedad de las ideas que los componen aquí, de los partidos, los movimientos que participan. Aquí está la diversidad de los colores que representan la diversidad de las idea y los movimientos y los partidos. Y así eso fue la idea que se manejó y fue la idea que finalmente fue, la que fue capturada por la mayoría de la gente.
Una característica de esa campaña fue justamente una participación masiva, gigantesca como ciertamente nos ha vuelto a repetir. Lo que hicimos fue- de punta de vista técnico- fue utilizar el lenguaje publicitario, pero eso no quiere decir que la franja misma no sea una cuestión de altísima densidad política y por lo tanto hay mucha gente que se quedó con la apariencia de la música y en fin, había y de una manera muy fuerte y categórica un enfrentamiento directamente con Pinochet, directamente con Pinochet. Por lo tanto, y no solo eso, pero la franja fue cuestión de alto nivel político y de alta densidad política. Dentro de eso y a partir de la decisión de hacer una cuestion que tenia que ver más bien con la esperanza del futuro necesariamente eso implicaba un lenguaje empático. No fue la franja, como tú muy bien sabes, una cuestión de que estuviera centrada en la denuncia, en la negritud, sino que por el contrario, fue algo esperanzador que le hacía sentido a la gente que había que salir del túnel. Había que salir a encontrar la luz después del túnel y no quedarse como la franja del Sí. Ellos cometieron un error brutal porque justamente hicieron lo que no había que hacer. Una cosa negra, negra, desagradable, en fin y comparativamente hablando, como era vis-a-vis, noche a noche, una apegada a la otra. Se notaba la diferencia de una manera espectacular. Y eso lo vimos nosotros desde el primer día. Nosotros dijimos el primer día, lo vimos y ya ganamos. Estos gallos andan perdidos. Y estaban perdidos y no pudieron salir de eso o no quisieron o no pudieron, no sé, pero fue un error tremendo el que cometieron. Por el contrario, nosotros hicimos una cosa alegre de partida, como decía el slogan, no?: “Chile, la alegría ya viene.”
Por el otro lado, ya no era fácil tampoco llenar quince minutos todos los días, no era fácil. De hecho, hay cosas que hubo que usar sin mayor gracias, digamos porque era del material que existía. A propósito de eso hubo mucha gente externa que hizo aportes. Por ejemplo, hay cosas de caricaturas que llevaban y nos entregaban. Y otros que no puedo acordarme del nombre de quien fue, fue clave y lo llevo hecho lo del voto, cuando dice sin violencia, sin miedo y vote NO. viste eso, no? Y eso lo repetíamos mucho y era una fuerza brutal esa cuestión.
Al final son otras cosas lo que se llamó la Señora Yolita, que si tú te ves es una deconstrucción de un comercial publicitario. Pero hecho deconstruido y vuelto a armar de nuevo. Pero está el lugar, del lugar de venta, el comprador, el vendedor, los que miran, los que están mirando, lo que venden y compran. Sea una cuestión exactamente igual que un comercial, con la diferencia que está hecho en un boliche pobre de alguna población, probablemente. Eso tuvo un efecto brutal durante, mientras se armaba la franja en el estudio donde se hacía, hubo vigilancias muy raras que pasaban esto, y ahí tuvimos que, como de ahí salía una persona o dos a llevar el tape al Consejo Nacional de Televisión que había que llevarlo todas las noches. Y ahí nos dimos cuenta que estaban vigilando y que seguían a esta gente. Entonces una noche inventamos ocho o diez, salieron con tapes en distintos caminos, distintas dirección en distintos automóviles y ahí se pintaron completamente. No sabían quién llevaba el de verdad. O sea, teníamos que recurrir a esa cosa, que nos daba risa, por otro lado, porque nosotros sabíamos que teníamos, que era imposible que hicieran, que nos hicieran nada. Una vez que ya se entregaron, que dijeron ya hay plebiscito, hay franja, todo lo demás; y era imposible que pudieran hacer un atentado o algo parecido. Cosa buena. Lo único que ocurrió, en ese sentido fue una, una entrevista que apareció, vas a ver el dato, de un ministro de corte de apelaciones de Santiago, –ministro, en ese momento– que denunció la tortura. Y fue censurado. Ahí hubo una censura del Consejo de televisión que teníamos que sacar eso, y la decisión que tomamos es no salir al aire. Ese día, cuando hubo la censura, no salimos al aire, cosa que tiene una, una fuerza comunicacional tremenda, porque se sabe esto, se corre; la comunicación interpersonal en este tiempo era una cosa que era, era un reguero de pólvora. La gente está extraordinariamente intercomunicada, de tal manera, que las informaciones corrían, se extendían por toda la sociedad muy fácilmente. Así que esa fue la única cuestión, yo diría que decididamente fue un acto represivo. Esa, esa censura que no nos dejaron exhibir. Eso fue.